Ejes desengrasados

El PSOE depende electoralmente del eje derecha-izquierda, que ha entrado en crisis

Hay un toque de karma en que el mismo Gobierno que despenalizó las acciones de los llamados piquetes informativos esté deseando meterles mano a los piquetes informativos. Una característica elemental de la ley es que ha de ser igual para todos; sin embargo, este fastidio de ahora del Gobierno, que se ha colado un gol en propia puerta, demuestra hasta que punto se legisla en España a beneficio de parte. La ley más universal es la del embudo.

El Gobierno de izquierdas no podía pensar jamás que le organizarían una huelga contra sus deseos. Tenía a los sindicatos bien engrasados con subvenciones y complicidades ideológicas. Este patrón se está rompiendo con la huelga del transporte y las manifestaciones del campo y las protestas por los precios de la luz, la gasolina y el gas.

Esto tiene tanta importancia como el embudo, y más que el karma. Implica un cambio de ejes en la política española. Ya se ha venido barruntando desde hace mucho tiempo. Se habló del nuevo eje constitucionalismo-nacionalismo, pero, en cuanto el PSOE pactó con los independentistas, aquel eje se partió por la mitad.

Ahora es distinto. Si los trabajadores y la clase media y media-baja y la gente del campo abandona al PSOE, sí que salta el eje derecha-izquierda por los aires. Eso motivará algún traqueteo (como el de la huelga) y mucho ruido. Será el momento de tararear al inmortal Atahualpa Yupanqui: "Porque no engraso los ejes/ me llaman abandonao.../ Si a mí me gusta que suenen,/ ¿pa' qué los quiero engrasaos?". Las revoluciones conllevan cierta querencia por los ejes chirriantes y bamboleantes.

Ha de haber un momento de desconcierto, como cuando vamos en el tren de Alta Velocidad y, a la salida de Sevilla, se para en seco. Es para cambiar el ancho de vías, sí, pero la paradoja te deja desconcertado.

Si el ancho de vías del voto obrero termina cambiando de eje, el problema para Sánchez va a ser de alta tensión. El PSOE depende completamente en su intención de voto del eje derecha-izquierda. ¿Qué otra razón de peso para votarle se puede tener? ¿La gestión económica? ¿La defensa de los intereses internacionales de España? ¿Su defensa del orden constitucional? Etc. Y el progresismo moral ya se lo ha comprado el PP al completo. El nerviosismo del Gobierno por la huelga ("minoritaria", dicen) del transporte no es por si a veces no llega la leche a los supermercados. Lo que no les llega es la camisa al cuello.

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