La tribuna

eugenia Jiménez Gallego

Embarazo adolescente deseado

CUANDO se habla de embarazos adolescentes se suele dar por supuesto que son no deseados, debido a la desinformación sobre métodos anticonceptivos, la minusvaloración del riesgo propia de los muy jóvenes, la falta de asertividad de algunas chicas para imponer un condón cuando su novio les dice que no. Y es cierto que cada vez la edad del comienzo de las relaciones sexuales es más precoz y que la falta de madurez que ello conlleva aumenta las posibilidades de todo lo anterior.

Sin embargo, hay estudios que reflejan un fenómeno que vengo observando hace unos años, al principio con verdadera estupefacción: que muchos de ellos son muy deseados, incluso en chicas de 14 ó 15 años. La percepción de que es un suceso no planificado es propio de nuestra cultura de clase media, donde la mayoría de las alumnas tienen unas altas expectativas sobre su futuro académico y profesional, para las que una maternidad temprana supone todo un freno.

Pero me he encontrado con chicas de contextos socioculturales más desfavorecidos que no entienden su feminidad sin maternidad, que está por encima de todo. La maternidad es la que les presta su identidad y si es precoz lo que ellas consiguen es anticipar su transición a un estatus adulto, superior al de sus compañeras. Les da un objetivo en la vida, una forma de ser exitosas, de pasar de los continuos sermones por su fracaso escolar a un apoyo social unánime, del "eres un desastre" a "qué precioso es tu niño". Quizá especialmente en una cultura como la nuestra del sur, tan cálida con los pequeños. Donde tener al nieto en su territorio es laborioso pero también un disfrute para unos abuelos que renuevan de alguna forma su vida. Aunque la relación con el hijo-nieto se complique muchas veces precisamente por ser tan estrecha, por no ser clara como con los otros nietos externos, por arrinconar en ocasiones a la madre-hija que no encuentra su sitio en ese triángulo de amores.

Las consecuencias de esta concepción temprana están muy investigadas: menor nivel de estudios de media, menor probabilidad de conseguir un empleo estable, doble de parejas rotas que en otras edades… Pero a mí me preocupan aún más los motivos de esta búsqueda voluntaria del embarazo, porque van a determinar la relación de estas chicas con sus bebés y con su vida finalmente.

Sobre todo en aquellas que tienen baja autoestima, que sienten su vida difícil y sin sentido y ven en ese hijito futuro una luz. Lo imaginan como alguien seguro en quien volcar todo su amor, sin darse cuenta de que lo cargan desde su vientre con una enorme reclamación de cariño que es demasiado pesada para un niñito. Sueñan con evitarle a su pequeño todo el desamor que sintieron, sin comprender que no se puede dar lo que no se tiene, que el papel de la madre es el de dar y no el de recibir.

Cuántas veces se repite también este esquema en la misma familia y las madres adolescentes se convierten en abuelas tempranas. Sus hijas reviven su camino, incluso a la misma edad, a pesar de todos los consejos que ellas les dieron, actualizando una historia no resuelta.

Otros casos utilizan un embarazo como un recurso romántico desesperado: si las familias no apoyan su relación, así encuentran la manera de no separarse jamás. ¿Quién va a osar distanciar a un padre de la madre de su hijo?

En algunos de estos casos me ha tocado ser testigo además de situaciones realmente duras, cuando la familia presiona para que se produzca un aborto al que los adolescentes se resisten con uñas y dientes. Sin comprender que se niegan porque han cumplido sus deseos.

Por estas fechas organizamos en mi instituto las sesiones de educación afectivo-sexual para la ESO, en las clases de Ciencias Naturales y en talleres específicos de técnicos del centro de salud. Informados quedan.

Pero me doy cuenta de que no será suficiente. Que muchas veces va a ser más preventivo un programa de refuerzo para mejorar en los estudios o una actuación de su tutor para integrar a la chica en la clase. O bien unas actividades de tutoría, unas entrevistas personales, un taller de educación emocional para trabajar sus metas, su autoestima, sus relaciones familiares, su desencanto con la vida que le toca.

Los embarazos adolescentes, la mitad de los cuales acaban interrumpidos, han disminuido significativamente en España en la última década. Podríamos felicitarnos de esta estadística, pero a mí me preocupan los que persisten, porque son deseados, pero desde el desconcierto, como una escapada hacia delante. Muy pocos de ellos van a encontrar el tesoro que esperaban al final del arco iris.

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