La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Empadronados en Marte

Al ciudadano se le habla de la legalidad del padrón y vuelve a sentir que sus políticos están lejos de la realidad. En la Tierra preocupan otras cosas. Así se las ponían a... Macarena Olona

Macarena Olona en el mercado municipal de Salobreña

Macarena Olona en el mercado municipal de Salobreña / G. H.

Desconozco si Macarena Olona es aficionada al billar, pero si llegar a San Telmo fuera algo parecido a hacer una carambola sobre el tapete, estos días podría sentirse como el rey Fernando VII. Y no me refiero a la felonía y la tiranía que quedaron para la historia, de su persona y del país que nos dejó. Me quedo con el modo en que sus contrincantes le ayudaban a ganar las partidas, al disponer las bolas en la posición más propicia. Como al monarca del absolutismo trasnochado, a la candidata de Vox a la presidencia de la Junta de Andalucía se le puede aplicar ese dicho tan popular: “Así se las ponían...”

El culebrón de precampaña sobre su empadronamiento en Salobreña ha sido eso, una triangulación perfecta sobre la mesa de billar, preparada para que Olona solo tuviera que empujar un poco la bola. Y así lo ha hecho, no ha dejado pasar la ocasión. Ha acabado como la Juana de Arco de la Costa Tropical, subida a un banco del mercado para decirles a la floristera, el churrero y el jubilado que ella, "Macarena de Salobreña", es la que va a ir a Sevilla a resolver sus problemas. El anuncio de la alcaldesa socialista de iniciar el expediente de baja del padrón municipal ha sido un favor que la de Vox nunca podrá olvidar.  

Si algo caracteriza a Vox es su interés por figurar como víctimas del rodillo institucional, interesado y corrupto, y por tener unas antenas enormes que sintonizan con la calle, aunque solo sea para reproducir las quejas. Y de ambas cosas todo esto ha sido un fenomenal ejemplo. Como también ha desvelado lo lejos que otros partidos se han quedado de la realidad.

Que a estas alturas los políticos esgriman el purismo legal de la vecindad administrativa es casi de chiste. Es verdad que Olona se podría haber buscado el piso de un colega en una ciudad como Granada, donde a nadie le importó durante muchos años tener un alcalde del que todo el mundo sabía que vivía en otra localidad del área metropolitana, incluidos los escoltas de la Policía que cada día lo llevaban y traían. ¿A quién le iba a importar eso en un lugar donde la gente vive en un término municipal, trabaja en otro, lleva a sus hijos al colegio que hay al lado de casa de la abuela y tiene el médico en el consultorio de cuando era niño? Igual ese vecino ni se ha molestado en cambiar el domicilio porque, total, para lo que le sirve. Ese médico que le atiende por teléfono, da igual si está en la Chana, en Armilla, en Sevilla o al lado de la casa donde debería estar legalmente empadronado.

Al ciudadano se le habla de la legalidad del padrón y vuelve a sentir que sus políticos están en Marte. Porque en la Tierra lo que le preocupa al votante que el próximo 19 de junio irá o no irá a su colegio electoral es que lleva siete meses esperando una cita o una prueba médica. Que la gasolina, el aceite y el pan suben tanto que llegar a final de mes es un ejercicio de malabarismo. Que no puede dejar salir a sus hijos a la calle sin quedarse con un nudo en el estómago porque lo último ahora son las violaciones grupales. Que su empleo depende ahora de una guerra que está a miles de kilómetros o de la llegada de otra pandemia. Y que su equipo de fútbol está en manos de un dirigente chino que igual ni se ha enterado de que acaba de caer al hoyo de la Segunda División.

Pero en esta campaña anticipada se critica a una señora de ultraderecha porque está inscrita en casa de un amigo (como si no hubiera nada más sustancial que confrontar), se habla de lo bien que están los centros de salud desde que el PP gobierna en Andalucía, viene Pedro Sánchez a decirnos lo contentos que debemos estar por los millones que el PSOE ha traído a Granada y esperamos a que las otras izquierdas se pongan de acuerdo en cómo repartirse la asignación de los futuros escaños. Vuelvan por favor y empadrónense en la Tierra.

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