La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Entre Enrique y Gregory se esconde 'mi noticia'

Este momento difícil no debería tapar el éxito de los artífices de la vacunación masiva, porque han salvado muchas vidas

Para terminar el año, los compañeros de Onda Cero Granada me pidieron -como a otros periodistas- que eligiera una noticia de entre todas las de 2021 para hacer un programa especial. No debía de ser un gran esfuerzo porque ha habido actualidad para aburrir y además vivimos unos acontecimientos y un tiempo que estarán en los libros de Historia. Pero al final me costó. O yo me compliqué.

Por mi mente pasó la crisis en la Alcaldía de Granada, una situación delirante que de nuevo puso a esta ciudad en el centro de la actualidad nacional. Las semanas vividas con un alcalde casi en solitario, abandonado por sus socios de gobierno y por algunos de sus propios compañeros de partido, fueron la demostración de que en esta ciudad la política se ha roto por completo o es un juguete que manejan otros desde Madrid o Sevilla para hacer sus experimentos. Así que no. Éste no sería para nada mi tema del año.

Luego me dije que por muy cansados que estemos todos del gran asunto, no deja de ser eso, el gran asunto de 2021. La pandemia. Este segundo año del virus en nuestras vidas también ha dado para mucho y muy diverso, porque las olas son como una noria que sube y que baja y porque hemos vivido momentos en los que llegamos a pensar que esto era un tema superado, aunque hoy sabemos que no podíamos estar más equivocados.

Sin embargo, a pesar del momento tan delicado que pasamos estos días, no quería que mi noticia fuera ceniza. Al final me quedé con un par de momentos de esperanza. Recordé aquel 15 de octubre, cuando se cerró el ultimo vacunódromo de Granada en el parque de Bomberos. Y un poco antes, en septiembre, el día en que Gregory, un joven dominicano que iba a abrir en la ciudad un negocio de hostelería (nada menos), recibía su vacuna al filo de las 8 de la tarde y se convertía en el último inmunizado antes de echar el cierre definitivo al otro vacunódromo, el de Armilla, que se ha convertido en un símbolo de esta pandemia. Desde Enrique, el profesor de Albolote que el 22 de febrero fue el primer vacunado en esta instalación, hasta Gregory, hemos pasado por allí más de 250.000 personas.

Podrían acusarme de almibarar la realidad al destacar ese éxito de la vacunación en un momento tan complicado. Pero Fermasa y el resto de puntos de vacunación deberían ser un recordatorio de que a veces somos capaces de hacer las cosas bien. Gracias al esfuerzo de todos los que montaron aquello en tiempo récord y sin manual de instrucciones -como ellos mismos decían- y de los que trabajaron allí día a día durante meses, es seguro que en esta sexta ola expansiva de ómicron se han salvado muchas vidas y muchos dramas hospitalarios. Así terminé mi mensaje. Feliz año nuevo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios