Mayo no sólo es el mes de las comuniones, también de las bodas y los bautizos. En general, de las celebraciones. Y es que el buen tiempo suele traer consigo trajes y vestidos exclusivos de esos que sólo se ponen una vez al año, otros que sólo se enfunda una vez cada generación y. cómo no, los coches clásicos de boda. Su inconfundible e inimitable estética, su negro brillante y el glamour que los rodea recuerda a los transeúntes que la primavera no sólo la sangre altera, sino que además consolida amores de años. Esta imagen tan dominguera pertenece a la parte de atrás de la Virgen de las Angustias.

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