Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Errejón machine

Errejón es un competidor eficiente, un pez gato raspando los últimos votos en la urna, un microorganismo simbiótico

Lo de Íñigo Errejón es puro instrumento electoral, un artefacto del 10-N, un partido prêt-à-porter. Entras en Zara y , piensas, me lo llevo, para lo que lo quiero, me sirve y además es muy mono. Después de noviembre, ya se verá.

A diferencia de Vox, que nació con una vocación de permanecer en el extremo de la derecha española, ultranacionalista y sin complejos, Más País es una marca electoral diseñada por politólogos para raspar una decena de escaños a la abstención y, si se puede, otros tantos al PSOE y Unidas Podemos, pero para sumarlos a la investidura de Pedro Sánchez. Vox se presentó en todas las circunscripciones, Errejón sólo irá a las mayores, aquellas que aporten más de siete escaños, de tal modo que rebañe los restos de los votos de izquierda y se materialicen en escaños. No se trata tanto de restar, sino de convertir las últimas papeletas en diputados. Formalmente, quitará apoyos al PSOE y a Unidas Podemos, pero sobre el papel habrá diputados del PP, de Ciudadanos y de Vox que lo dejen de ser por la irrupción de Más País.

La situación que busca Íñigo Errejón es la de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre: tres partidos de derechas hicieron más que uno solo y no dividieron, porque los votantes opositores al socialismo se encontraron con tantas ofertas que, realmente, no podían decir que no. Ahora el llamado voto progresista tendrá al PSOE, a Podemos si sigue indignado y a Más País si es del sector cool. No habrá razones para la abstención, que es el principal peligro que corre la candidatura de Pedro Sánchez.

Errejón es, en términos ecológicos, un competidor eficiente, un pez gato dentro de la urna, un microorganismo simbiótico que aprovecha lo que sería un desperdicio. Sus escaños serán como los de los regionalistas cántabros, para el PSOE, pero pagando otro tipo de líneas de alta velocidad, puede que en políticas sociales, medioambientales o en transparencia. Es una izquierda pragmática, justo lo contrario que el Podemos de Pablo Iglesias, que es irredenta y onírica. Por eso, Teresa Rodríguez, poetisa de la épica andalusí, no podía mezclarse con Errejón: mira que no traga a Pablo y a Irene, pero otra vez tendrá que rendir vasallaje a los señores de Galapagar.

Claro, que este cálculo es sobre el papel, también puede errar, creo que no; lo complicado será meter en una misma mayoría parlamentaria a Errejón y a Iglesias para que, juntos, terminen por facilitar la investidura de Pedro Sánchez. La humillación será terrible.

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