Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Escaleras al cielo

El sector dominante de Podemos ha comprendido que es más difícil alcanzar el cielo por asalto que subiendo peldaños

Aproveché el descanso del Día de la Hispanidad, para visionar El espíritu de 1945, un documental de Ken Loach que explica como, tras ganar la II Guerra Mundial, Churchill fue derrotado en las elecciones por el Partido Laborista que, con un plan de nacionalización de empresas estratégicas y corrección de las desigualdades sociales, levantó el Estado del Bienestar. El mismo que derrumbó en los 80 la señorona Thatcher antes de subir a la extrema derecha del Padre. Mientras Sebastián Pérez repartía en Granada banderas rojigualdas para celebrar la unidad de España, yo, con la resaca del largometraje, pensaba que podría colgar alguna en las sedes de TG7, de Emucesa, del Centro Comercial Serrallo o de las viviendas de Bárcenas, Correa y Rato. Y que es mucho más patriótico y propicio a la igualdad de los españoles repartir dos billetes de 500 euros a quienes faenan ocho horas diarias. Lo que han pactado PSOE y Podemos, vamos.

El problema de España y de la Europa que dirigen el FMI, el Banco Mundial y los requeteafortunados mundiales, consiste en la laminación de cualquier resto de keynesianismo y la vuelta del Continente al XIX en materia de agonía económica. Eso ha sido posible mediante el debilitamiento de los Estados-Nación y la extinción por anemia de la socialdemocracia. No del PSOE o de los llamados partidos socialistas, sino de las políticas progresistas que les ganaron el favor de las gentes y permitieron décadas de progreso. De ahí el ataque a la griega que está recibiendo el actual Gobierno por parte de muchos oligopolios mediáticos cuyos consejos de administración están controlados directa o indirectamente por accionistas de gasísticas, petroleras, eléctricas, bancos o fondos de inversión. Desde que se intuyó el acuerdo con Podemos, Sánchez y sus ministros se han convertido en dianas de insultos y falsedades por asuntos, algunos ciertos, infinitamente menos graves que los episodios de saqueo acaecidos con Rajoy en la Moncloa.

En lo que respecta a Podemos, parece que empiezan a madurar. Tras los errores adánicos, alguno mayúsculo pero la mayoría magnificados artificialmente, el sector dominante del partido ha comprendido que es más difícil alcanzar el cielo por asalto que subiendo los peldaños de unas escaleras. Sólo así podrán consolidarse como organización y esperar a gobernar algún día el país, solos o en colaboración con un PSOE que recupere voluntaria o forzosamente sus esencias. Podrán demostrar entonces que ni el euro es obligatoriamente neoliberal ni ningún artículo de la Constitución refiere que España y Europa han de ser conducidos obligatoriamente por fuerzas cada vez más reaccionarias, racistas y folclóricas.

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