Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Escuela de padres

Los padres han renunciado a decir "no" a sus hijos. A educarlos. Un signo más de un inminente fin del mundo

Tenemos un invierno de descontento global en el horizonte. Hay una intensa crisis de coste de la vida. La confianza se desmorona. Las desigualdades están explotando. Nuestro planeta se está quemando. La gente está sufriendo y los más vulnerables son los que más", ha avisado el pasado martes António Guterres, secretario general de la ONU. Todos ellos, sin duda, son signos que anuncian el fin del mundo. Estamos tardando en triturar los documentos que nos inculparán en el Valle de Josafat el día del Juicio. Echo en falta, en la lista de Guterres, la amenaza nuclear y otro de los signos del Último Día: el que los padres, al menos en los países ricos (¡!), no se atrevan a decir que no a sus hijos. Y, como no son capaces de enfrentarse a ellos ni de negarles nada, acallan su mala conciencia castigando a los profesores. Antaño, los padres atenienses dieron a beber la cicuta a Sócrates. Entre tanto, los niños, con el concurso de sus padres, se están comiendo, literalmente, el planeta. Cumplida la etapa de alfabetización de la población, tan necesaria, y del acceso de la mayoría a la Escuela, el Estado ha fracasado a la hora de compaginar en los centros socialización y mérito. Y los alumnos pasan por las aulas sin esforzarse, sin competir, arropados por un farragoso discurso pedagógico, incomprensible e irreal, que los deja inermes ante el tsunami de la vida. En el que, como señala Guterres, los pobres, los más vulnerables, son los que más van a sufrir. Esto, en los llamados países desarrollados. Imaginen cómo les irán las cosas a los jóvenes de los países pobres. Nuestros jóvenes, engolfados, sin control, en sus 'gadgets' y amaestrados por sofisticados programas de adiestramiento e información, se abren en canal unos a otros y luego cuelgan en la red su torpe intimidad de príncipes y princesas destripados y abandonados a su suerte por los padres. Los chicos se han salido de sus 'tutores'. De las guías que la educación tradicional les implantaba para que los arbolitos no se torcieran. La foto de la portada de un libro de Pedagogía de la UNED sobre las tutorías escolares refleja a la perfección cómo están las cosas: un árbol, despreciando uno de esos tutores cuadrados de madera puestos ahí para que creciera recto y empinado, escapa de las guías del jardinero. El fin de los tiempos es inminente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios