Tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

España en el 'Frankfurter'

SORPRENDE el tratamiento que el Frankfurter Allegemeine Zeitung da últimamente a ciertos asuntos de España. Antes de su última estampa grotesca sobre las ministras de Zapatero, ya extrañaron algunos planteamientos de este gran diario, cuyos contenidos, en su línea conservadora, gozan de un sólido prestigio internacional. Hace tres meses, el periódico alemán aseguró que la economía española entraba en bancarrota, información que se demostró falsa y favorecedora de los intereses del Deutsche Bank. A pesar de dañar con ello el crédito de nuestro país y a la propia economía, la noticia no fue rectificada.

Años atrás, John Merrill hizo una lista de los quality newspapers del mundo. La relación estaba encabezada por el New York Times y en ella aparecía, en la posición novena, el Frankfurter Allgemeine Zeitung. El FAZ no es un periódico de boulevard, como denominan en Alemania a la prensa sensacionalista, sino todo lo contrario: un medio riguroso y serio. La libertad de expresión ampara todas las opiniones, dicen los académicos germanos, pero no la falsedad en la información: la información es sagrada, la opinión es libre…

La calificación de "muñequitas de Zapatero" en referencia a las mujeres ministras, y de "socialistas fashionistas" al describir sus prácticas en el vestir, se aleja de la estela ética del diario alemán y se acerca más a las expresiones del periodismo-espectáculo, muy frecuentes en ciertos medios audiovisuales españoles. ¿Cómo calificar esas descripciones editorializantes, basadas en datos poco sostenibles, que ni siquiera están en el repertorio de nuestro polarizado reñidero nacional?

Todo ello llama la atención por el prestigio que la profesión periodística tiene en Alemania y la tradición de rigor de la prensa, sujeta a códigos éticos y a la autorregulación del Consejo de Prensa, el Deutsche Presserat. La sorpresa se acentúa si se repara en la impecable trayectoria de los corresponsales del Frankfurter en España. Cabe citar a Paul Ingendaay, especialista en temas culturales, o al irrepetible Walter Haubrich, los mejores ojos de Alemania en España durante cuarenta años, homenajeado recientemente en un acto al que acudieron, entre otros muchos, Felipe González y Enrique Barón.

Sin discutir la profesionalidad de Leo Wieland, autor de un artículo que se ha exhibido con fruición farisaica en la plaza pública, es difícil imaginar que un corresponsal español publicase en nuestra prensa de referencia una perla como la que nos ocupa o que dedicase un comentario, en semejante clave de frivolidad, a doña Angela Dorothea Merkel.

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