Cambia, todo cambia

España Vaciada y Despojada

Están negando que la población local genere sus propios proyectos de desarrollo sostenible y endógeno

Una parte importante del oriente andaluz junto a otros territorios de la meseta y del sur peninsular han sufrido un proceso acelerado de despoblamiento dando lugar a lo que algunos llaman la España Vaciada. A pesar del éxito de este término para evidenciar el abandono institucional, estos lugares no están vacíos, pues atesoran ricos recursos naturales y culturales. De hecho, las grandes corporaciones empresariales y los agentes financieros tienen un interés creciente por estas tierras que a priori parecen disponibles para que les extraigan esta riqueza y se exporte a zonas lejanas.

El borrador de Plan Nacional Integrado de Energía y Clima propone que en 2030 tengamos instalados 50 GW de energía eólica y 37 GW de energía solar fotovoltaica, el principal problema es que no dice dónde. Sin embargo desde hace tiempo el diseño de la red eléctrica incluye autopistas de alta tensión para que la energía que se pretende producir en la España Vaciada llegue a las áreas metropolitanas y a los países del norte. El esquema de licitaciones públicas para la producción de energías renovables beneficia claramente a las grandes empresas que están ocupando estos territorios para desarrollar megaproyectos energéticos. Tanto la construcción de las autopistas de alta tensión como la instalación de estos megaproyectos están generando graves impactos ambientales que son asumidos por quienes menos se benefician de su producción. Un ejemplo claro lo tenemos en el Norte de Granada que el gobierno pretende atravesar con dos autopistas eléctricas que serían utilizadas para evacuar la energía que podrían producir más de 2000 generadores eólicos. Además el trazado de estas líneas de alta tensión a su llegada al área metropolitana pasaría demasiado cerca de zonas muy pobladas como Albolote.

Por otro lado, las empresas del agronegocio están utilizando los suelos y el agua de la España Vaciada siguiendo un modelo que se ha denominado como uberización del campo. Básicamente consiste en que personas dedicadas a la agricultura o la ganadería son subcontratadas por las grandes corporaciones agroalimentarias que les prometen comprarles la producción si industrializan sus explotaciones generando así una dependencia que se ha demostrado nefasta para las áreas rurales. Este es el modelo que sigue la proliferación de granjas de cerdos también en el Norte de Granada, llegando a saturar el territorio con una actividad altamente contaminante por los olores y la toxicidad de los residuos que produce.

Estos y otros procesos de despojo están negando que la población local genere sus propios proyectos de desarrollo sostenible y endógeno, por lo que toca disminuir el consumo de carne y energía para no hipotecar su futuro ni tampoco el nuestro.

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