Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

La España atroz

La España cañí ha encontrado su línea roja en la madurez de una democracia que se sintió amenazada

El partido de las simplificaciones, Vox, le ha hecho un gran servicio a Sánchez, como bien apuntaba un contertulio la misma noche electoral. Ese lenguaje agresivo, esas formas belicistas, este espíritu de Santiago Matamoros y cierra España ha logrado lo que tal vez por si solo nunca habría conseguido el PSOE. Paradojas de la política: Abascal al servicio del socialismo infundiendo miedo a unos españoles que ya no quieren involuciones hacia aquella España atroz del ordeno y mando. Somos siglo XXI y ha quedado bien claro en las urnas.

La imagen proyectada por la derechona sacando pecho a lo La escopeta nacional en verde fosforito a los sones de El novio de la muerte movilizó hasta a los electores más perezosos para hacer de dique de contención. La España cañí ha encontrado su línea roja en la madurez de una democracia que se sintió amenazada. España no quiere ser jibarizada al estilo de Trump o Le Pen.

Pasan los de Abascal de ser punta de flecha a posicionarse a ser la resistencia, es decir, a ser lo que siempre ha sido la derechona que idolatra los pasodobles y los garrotazos, herramienta de resolución de conflictos tan hispana. La simplificación al estilo Capitán Trueno no funciona. Se impone la complejidad de gobernar sensibilidades diversas en un mundo complejo donde escuchar y negociar y convivir como se pueda. El arte de lo posible, no de lo que me da la gana.

Se vota con la cabeza, con el corazón y con el temor claro. Y en este desastre de la derechona han vencido los moderados, los que dudan y los que se toman tiempo para buscar soluciones. Los de Vox esperaban dar la sorpresa pero solo en entrar en el Parlamento con colores propios, demostrando que el PP fue cobijo de esta caterva de radicalidad conservadora hasta que surgió Abascal y les dio espacio propio.

La democracia aburre pero es segura. Evita las soluciones rápidas que tanto dolor causaron. Así lo ha entendido incluso el otro radicalismo, el podemita, castigado también por un electorado que ha visto claro que los iluminados (Iglesias lo fue hasta que ha madurado y se muestra ya con jersey de niño bueno de la clase más templada) cumplen su función de revulsivo en tiempos desesperados para pasar luego a quedar en poco cuando se trata de materializar los logros que, a la larga, son de todos.

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