buscando razones

José Antonio / Pérez Tapias

España en venta

PIENSO en España vendida toda/ de río a río, de monte a monte,/ de mar a mar". Es así como Antonio Machado, en plena guerra civil, acababa uno de sus últimos poemas. No podía imaginar que sus versos, en la segunda década del siglo XXI, se verían revestidos de sentido en medio de otra guerra, muy distinta, pero también caldo de cultivo de otras tragedias. En una crisis económica que barre los diques construidos a base de privaciones impuestas a los ciudadanos, de ajustes sobre las espaldas de los trabajadores, de recortes en derechos conquistados, de brutales tajos al gasto público y de regresiones que ni se imaginaban, el precio que el pueblo paga por frívolas promesas de airosa salida es el desguace del Estado y el expolio de su país.

¿Es exagerado hablar de expolio y desguace teniendo a la vista las privatizaciones galopantes acometidas por la derecha? Hay razones para pensar que no. Se está procediendo a vender el país a cachos bajo pretexto de saldar deuda pública a costa de lo que sea -para lo cual ya se puede aducir respaldo constitucional-. Ocurre con servicios públicos que se externalizan, empresas públicas que se malvenden, hospitales que se ponen en manos privadas o instituciones educativas que se ceden a la iniciativa empresarial. Si lo que ahorra el Estado con restricciones presupuestarias se va en pagar intereses de su deuda -engrosada por la repercusión de la deuda privada sobre ella-, y si lo que consigue empeñándose hasta las cejas va en buena parte a sanear la banca, sólo cabe concluir que es huevo porque es blanco y la gallina lo pone: la socialización de pérdidas en gran parte privadas a costa del erario público es dilapidación de recursos colectivos. Si se añade la privatización de lo que es patrimonio de todos y la transmutación de servicios públicos en lucrativos negocios de particulares, la venta del país se consuma por días.

Por ello, incubando rebelión, desde parados hasta pensionistas, desde asalariados hasta estudiantes, desde funcionarios hasta científicos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, perfilan el nuevo mapa social de la machadiana "España de la rabia y de la idea". Es la que, con voluntad de resistencia, anhela alternativas para no hundirse en el pozo al que quieren condenarla los contendientes en la guerra económica que se libra para reconfigurar el orden capitalista global. El poeta de la "palabra en el tiempo", clavando su dardo en nítida verdad, dejó dicho que "es de necio confundir valor y precio". Es la confusión en la que la estulticia del pensamiento único se ha instalado. Por razones no sólo de supervivencia, sino de dignidad -valor nunca reducible a precio-, la ciudadanía anda buscando la pared donde poner pie para hacer frente a tantos "amantes de sagradas tradiciones" capaces de vender España envueltos en su bandera.

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