La tribuna

Manuel Chaves

Europa y los refugiados

EUROPA, y el mundo, afrontan el gran desafío de los movimientos migratorios. Millones de ciudadanos emigran de sus países, huyendo de la pobreza y de la miseria, de la guerra y la violencia. En definitiva, todos -inmigrantes y refugiados-, buscan una vida mejor para ellos y sus familias, lo que nos recuerda que las migraciones económicas también siguen llegando a Europa. Los desplazamientos hacia Europa, sin precedentes desde el final de la II Guerra Mundial, tiene una doble dimensión: por una parte, la crisis humanitaria y, por otra, la violencia y las guerras civiles que asolan a los países, como Siria, Libia e Iraq, de donde proceden la mayoría de los desplazados. Algunas consideraciones al respecto:

1. Los datos de la ONU reflejan la magnitud del problema. Cada día 42.000 personas en el mundo "se ven obligadas a huir de sus casas porque su vida corre peligro" por la violencia y los conflictos armados. En Siria, la guerra ha provocado más de diez millones de desplazados, cuatro de ellos fuera del país; la mayoría de ellos en Turquía, Jordania y El Líbano, constituyendo un alto porcentaje de la población total de estos países. Casi la mitad de los 22 millones de habitantes que Siria tenía en el 2011, está desplazada o refugiada. En contraste, Europa sólo concedió 357.900 resoluciones de asilo en el 2014, pero según Frontex, en lo que va de año, cerca de 800.000 desplazados intentan establecerse en la UE.

2. No estamos ante una crisis temporal. Se agravará en el futuro si no hay estabilidad en los países de origen. Ante la llegada de los refugiados, la UE ha tenido una reacción tardía pero también falta de previsión. Una guerra de un año no provoca un gran desplazamiento de personas, pero cuatro años de conflicto obligaba a prevenir una operación humanitaria ante el éxodo de desplazados. Y las guerras pueden continuar más años. Pero además los desplazados a Europa son, en su mayoría, comerciantes, universitarios y profesionales de clases medias. Si la alternativa para ellos es vivir en campos de refugiados fuera de su país, la situación será insostenible e inaceptable para ellos.

3. Ante la crisis de los refugiados, la UE ha carecido de una política común e integral de respuesta. La Comisión Europea ha puesto de manifiesto la lentitud y el incumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre del mes de septiembre en relación con la distribución de los refugiados. La actitud de varios países en contra de las cuotas obligatorias, el cierre unilateral de las fronteras interiores cuestionando el principio de libre circulación de personas y el espacio Schengen, ponen de manifiesto la fractura de la cohesión y la confianza dentro de la UE. Pero las políticas nacionales no solucionaran una crisis que es global. Frente a esta, solo una política común europea garantiza mecanismos de solidaridad humanitaria ante los refugiados. Como señala la canciller Merkel es necesario "un sistema permanente de distribución de refugiados" que debe tener carácter vinculante para los Estados miembros. A la acusación de "la Europa de los mercaderes", la UE debe ejercer un liderazgo humanitario dando una respuesta coordinada ante la crisis.

4. Los tratados de la Unión establecen que la UE es "un espacio de libertad, seguridad y justicia... que desarrollará una política común de asilo.... basada en la solidaridad de sus estados miembros". El derecho de asilo está reconocido por la Convenciones internacionales y forma parte del acervo de la UE. Como tal derecho está sujeto a reglas y condiciones que también atañen a los refugiados que lo solicitan. La libre circulación y los derechos humanos conforman la esencia de la unidad europea. Por ello, nuestra identidad como europeos no está en peligro por la llegada de refugiados. Lo está cuando partidos nacionalistas y de extrema derecha manipulan a los ciudadanos, con bastante éxito por cierto, argumentando que la "invasión islamista" representa una amenaza para "la cristiandad" y "la identidad y cultura nacional". Frente a esta actitud, lo más eficaz es la defensa de los principios y valores de la Unión, la confianza entre sus estados miembros para asumir un reparto de responsabilidades de manera solidaria.

Cuatro años después de las revueltas árabes, Libia y Siria siguen inmersas en guerras civiles. En Siria, Bachar al Asad sigue en el poder; el ISIS (Estado Islámico) amplía su territorio para su pretendido estado y la guerra es el campo de juego de intereses hegemónicos regionales y globales. El éxodo de desplazados continuará y no habrá vallas que lo detenga. La reciente cumbre de Viena, con todas las partes implicadas en el conflicto, abre una puerta a la esperanza. La duración de la guerra, la amenaza que para la seguridad global representa el ISIS y la crisis de refugiados presionan para una solución negociada y política del conflicto.

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