LOS 188 estados participantes en la convención marco sobre el cambio climático de Bali intentan, bajo el paraguas de la ONU, pactar un acuerdo que evite el error de partida que había viciado la cumbre de Kioto: el voluntarismo. Los derroteros que toma la reunión asiática, que será clausurada el próximo viernes, no son demasiado optimistas: vuelven a plantearse objetivos de una notable reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un horizonte de 12 años y sigue habiendo una fuerte oposición al compromiso en determinados países estratégicos: Estados Unidos y los tigres de las economías emergentes, encabezados por China e India. A ninguno de los comisionados en la cumbre de Bali se le escapa que el trasfondo de esta preocupación medioambiental es la inminente, en términos históricos, quiebra del modelo energético fundado sobre la explotación de combustibles fósiles y la fragilidad actual de las alianzas geopolíticas relacionadas con las reservas de petróleo. De esta manera, las exigencias a los países en plena fase de despegue económico para que contaminen menos se hacen sospechosas de pretender, en realidad, ralentizar el acceso a las palancas del poder económico mundial por parte de nuevos agentes. Detrás de la tibieza de la UE para llevar a la práctica sus propias directivas medioambientales, de la negativa estadounidense a ratificar acuerdos vinculantes o de los recelos chinos a que se ponga coto a sus emisiones industriales se esconde el miedo de cada uno de estos actores de la globalización a perder hegemonías en el mercado. Probablemente de Bali salga una nueva prórroga, un tiempo añadido para seguir consumiendo energía con temor a que se agote. Unos años de prueba para aquilatar hasta qué punto el mercado responde a los biocombustibles y para hacer rentables las energías limpias. Ese tiempo también debería ser el de la reflexión autocrítica de una civilización opulenta, incapaz de decidir si está dispuesta a renunciar a una parte de su bienestar para hacer sostenible un modelo de desarrollo verdaderamente global.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios