La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Exciudadano Salvador

El tránsfuga Salvador vivirá con el empacho de su glotonería por querer ser protagonista de lo uno y lo contrario

El tiempo que lo vigila todo ha demostrado cuán larga es la sombra fullera del ex ciudadano Salvador. Y cómo de hipócrita su ruta política, la que serpentea por los vericuetos del interés particular con la flácida inmediatez del qué hay de lo mío.

Su discurso contra la posible moción de censura a su mandato como primer edil, tenía la base en el pacto antitransfuguismo. A él sé encomendó para salvar su alto cargo en la Plaza del Carmen. Hay un acuerdo que el PSOE debe cumplir, decía. Un tránsfuga no puede tener ese "poder" determinante, aseguraba.

Ha bastado un cambio de escaño del susodicho impostor para que el discurso vencido hacia el legalismo más coherente sufra una metamorfosis de significados previos. Y repunte en la conciencia colectiva esa degradación del lenguaje de la política hacia la escala más cínica posible.

Ciudadanos ha expulsado a Salvador, pero Luis ha olvidado el grado de coherencia que pedía a sus rivales hasta minutos antes de entregarse al PSOE. Su tránsfuga figura ha dejado la estela de su ominosa actuación, no solo votando a favor de quien antes era el vetado Cuenca, tan imputado ayer como hoy, sino haciendo valer su decisivo voto para lograr colocaciones salariales amplias, onerosas y militantes. Qué frugal es el compromiso con la honestidad de la palabra dada para este personaje de la política provincial.

Si el PSOE de Cuenca no hubiera tenido escrúpulos en hacerse una vara con Sebastián Pérez asido al mástil de su plan, cómo los iba a tener agarrándose al interesado preboste del hijo pródigo que vuelve a casa con una importante alcaldía de regalo.

Y fatigan a la verdad con ese su danzar continuo entre la media verdad y la mentira disfrazada. Han sobrepasado el tranco de la puerta junto al tránsfuga Salvador sin atisbo de rubor alguno. Un plan funesto para el brillo del afán de servir como lema, y no el de servirse.

El tránsfuga Salvador vivirá con el empacho de su glotonería por querer ser protagonista de lo uno y lo contrario. Y no tendrá el más mínimo cargo sobre su conciencia porque ésta sólo le devuelve desde el espejo su imagen repleta de narcisa vanidad. Aguantar ahora será más fácil para él que cuando intentaba hacernos creer que un gobierno municipal con dos ediles de veintisiete era posible.

El ex ciudadano Salvador es hoy protagonista de aquello que tanto denostaba. Con el mismo afán con que lo denunciara se beneficia de lo que negaba. Y el PSOE de Cuenca se lo traga. Todo por la vara.

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