LA advertencia la realizaba esta semana en Sevilla el fiscal superior, Jesús García Calderón, durante la presentación de la memoria anual. Y fue más que contundente sobre la "falta de control en la gestión de los fondos públicos". 2011 fue precisamente el año en que se inició la investigación por los ERE fraudulentos y en el documento queda patente su preocupación: García Calderón alerta de la "corrupción vinculada a la gestión de los fondos" y señala que, tanto por su impotancia cuantitativa como por la dificultad y trascedencia de la investigación, ha supuesto "un salto cualitativo de envergadura". ¿Exageración? En absoluto. Como enfatizó García Calderón, "no se trata de una firmación irresponsable, oportunista ni prendida de cierta ligereza".

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