La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

'Fashion denuncia' y telecracia

Lo de Oprah Winfrey sería, como en los casos de Berlusconi o de Trump, otro fenómeno de telecracia

Algunas de las mujeres más glamurosas, ricas y famosas del mundo acuden a la entrega de unos premios en un lujoso hotel de Hollywood con caros y elegantes trajes negros. Y la prensa internacional se deshace en elogios por esta valiente denuncia del acoso a las actrices tras el escándalo Weinstein. En fin…

Son denuncias necesarias de abusos largamente silenciados, pero el fondo puritano estadounidense ha provocado una caza de brujas. Porque hay actores que han entrado en la lista negra, viendo truncadas sus carreras, sin proceso que demuestre su culpabilidad. La presunción de inocencia ha sido barrida y se ha establecido una justicia mediática al estilo de Charles Lynch, el virginiano que durante la guerra de independencia impartía tan expeditivamente justicia que su apellido dio nombre al linchamiento.

Tengo tan pocas dudas como ustedes de que Weinstein se aprovechó de su poder para abusar de mujeres que querían hacer carrera en el cine, como han hecho otros productores y todo hombre sin escrúpulos que haya tenido ocasión de coaccionar a mujeres. Lo mismo puede decirse, porque algunos lo han reconocido en lo que ha recordado las confesiones propias de la inquisición o las autoinculpaciones del comunismo, de grandes actores como Kevin Spacey. Pero es preocupante que sin una sentencia se suspenda la exitosa serie televisiva que protagonizaba y que se le haya borrado de la película Todo el dinero del mundo por razones,no éticas, sino comerciales. Su director, Ridley Scott, ha declarado: "Cuando terminé la película con Kevin todo era perfecto. Me llevaba muy bien con él. Es muy buen actor. Lo que haga en privado no es asunto mío. Sabía que le gustaban los tipos, ya sabes. Pero no es de mi incumbencia. Nunca presencié nada fuera de lo común. Sólo es de mi incumbencia si contamina mis asuntos. Entonces es mi deber hacer algo al respecto. Habría infectado el filme al punto de que no hubiéramos podido venderlo". En fin...

En la misma ceremonia el discurso de la presentadora de televisión Oprah Winfrey la ha convertido en una posible candidata demócrata a la Casa Blanca. Sean cuales sean sus méritos se trataría, como en los casos de Berlusconi o de Trump, de otro fenómeno de telecracia: salto a la política gracias a la popularidad o el poder obtenidos a través de la televisión. ¿Esto es algo malo en sí mismo o sólo cuando se trata hombres reaccionarios y groseros?

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