Feijóo en su momento

En un difícil momento, interesa un PP unido con Feijóo y un PSOE más moderado

Una diferencia notable entre Alberto Núñez Feijóo y Pablo Casado Blanco es que Feijóo ha ganado cuatro elecciones con mayoría absoluta en Galicia y Casado ninguna en España. Pero eso tampoco significa que Casado sea lelo, pues en las últimas primarias de su partido aprovechó la rivalidad entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal para ganar el liderazgo de su partido como tercera vía. En aquel cónclave del PP casi todos los afines a Feijóo (incluidos los andaluces de Juanma Moreno) apoyaron a Soraya. Después, en la rivalidad entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, ha aparecido el gallego Feijóo como la tercera vía, por no decir la única posible, para evitar el siniestro total del PP. Y con ello se comprueba que votar y elegir no es lo mismo que acertar. A veces sólo se acierta después de haberse equivocado.

Alberto Núñez Feijóo ha ganado cuatro veces en Galicia, que es diferente del resto de España. Pero Madrid también es diferente del resto de España. Se debe tener en cuenta para las extrapolaciones, tanto las albertistas como las isabelistas. Siendo diferentes, parece obvio que Feijóo es un candidato más sólido que Casado (y que Ayuso con la sombra del hermano). Limitarse a Galicia sería como apalancarse en una zona de confort. El presidente gallego puede aportar algo más. Por eso, dará un paso al frente.

Feijóo tiene otra forma de entender la política del PP. Se podría decir que más gallega, en cuanto más posibilista. Persona de talante centrado, restará crispación, y mejorará las relaciones con el PSOE. También con los vascos y catalanes, territorios donde los populares se han hundido. El PNV es uno de los partidos que más se han alegrado con la probable llegada de Feijóo, que tiene cierta afinidad con Urkullu. El gallego, por otra parte, no quiso saber nada de una Galicia Suma con Ciudadanos, ni de pactar con Vox, que allí es residual e ineficaz. Prefiere sumar solo, como en los días dorados del bipartidismo. En Andalucía tiene proclamadas afinidades con Juanma Moreno, que lo valora como el modelo a seguir.

A Pedro Sánchez se le debe elogiar el talante de Estado que ha mostrado en la crisis del PP, sin buscar sangre. Con Feijóo podrá alcanzar acuerdos que con Casado no fueron posibles. Y eso puede ser bueno para rehacer las mayorías. En un difícil momento internacional, interesa un PP unido con Feijóo y un PSOE sin Frankenstein para frenar los populismos y recuperar la cordura. Se abre una oportunidad para otra política, más útil, porque la política de este país está tan enviciada que aburre incluso a los políticos.

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