La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Feijóo no puede esperar sentado

La insumisión constante de Ayuso alimenta el discurso del Gobierno sobre un PP de Feijóo que no arrima el hombro

Tres peligros acechan a Núñez Feijóo en su camino hacia la Moncloa que algunos se precipitan al considerar ya seguro e inexorable. Uno, dar por amortizado a un personaje tan resistente y versátil como Pedro Sánchez. Dos, hacerle una oposición absoluta y destructiva que contenta plenamente a los forofos, pero rechina a muchos ciudadanos corrientes hasta interpretarla como irresponsable, frívola y desleal. Tres, limitar el viaje del PP al centro a la administración de un lenguaje más moderado y unas formas más educadas en la crítica al Gobierno. Sin centrar las ideas, que importan más.

¿Resistente y versátil Pedro Sánchez? Como ninguno. No hay en la política española un líder que se haya recuperado de tantas derrotas seguidas como Sánchez. Un resumen incompleto: ganó las primarias del PSOE contra el aparato y los barones, se revolvió cuando lo apearon de la secretaría general hasta que los militantes lo repusieron en el cargo, ha gobernado más de tres años teniendo el enemigo dentro del Consejo de Ministros y ha sacado adelante casi todos sus proyectos legislativos gracias a los socios más tóxicos, ha dirigido un país atravesado por varias crisis de alto voltaje y ha circulado por el filo de la navaja sin herirse de gravedad y sin caerse nunca del todo. Siempre resucitó de entre los muertos prematuros. Mintiendo con descaro y cambiando a cada rato de disfraz, eso sí, pero ésas son virtudes políticas maquiavélicamente hablando.

El segundo peligro que se cierne sobre Feijóo es el de recrearse tanto en el éxito de Juanma Moreno en Andalucía y embelesarse tanto con las encuestas que certifican su actual ascenso y el desgaste del Gobierno que piense que sólo ha de sentarse tranquilamente a esperar que pase el cadáver del sanchismo. Y que sirve, pues, una oposición negativa y universal, que no excluye el rechazo a cualquier cosa que proceda del Gobierno (aunque sea la reforma laboral o el ingreso mínimo vital), que incluso acaricia con excesiva frecuencia la deslegitimación de los gobernantes salidos de las urnas soberanas y que se pone de perfil cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid se declara insumisa ante un decreto más o menos afortunado para el ahorro de energía decidido por quien tiene la potestad legal de decidirlo. Con lo cual Ayuso alimenta el discurso de Sánchez y sus subordinados sobre un PP que no arrima el hombro y, por tanto, es culpable.

El tercer peligro acechante a Feijóo es dar por culminado su viaje a un centro que es el que gana elecciones. Está lejos de haber culminado nada. Lo vemos mañana.

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