Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Filetes de verso

Materia poética no me falta, solo necesito una mano de nieve que sepa fileteármela en versos

Yo, que siempre trabajo y me desvelo / por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el cielo", he pensado que si alguno de mis 'prosemas' -poesías en prosa- cayeran en buenas manos, en las de algún vate de una sentimentalidad nueva o en las de algún epígono de Rimbaud, de Walt Whitman, de Juan Ramón Jiménez o en las de un vanguardista promotor del versolibrismo, podría, bien fileteado en versos, pasar por un poema, si no imprescindible, de esos que vertebran la historia sentimental de la humanidad, sí, al menos, como frágil pecio de la poesía más actual. Desde luego no pienso entregárselo a Chanel, y no solo porque el reguetón conserve adherencias de viejas jaculatorias religiosas, con sus repeticiones agotadoras de estribillos y palabras, sino porque la mejor poesía europea se ha nutrido siempre del deseo no satisfecho, de amores imposibles o funestos, y el reguetón con impregnaciones afrocubanas, sin la moralina decimonónica del amor burgués occidental, maneja otros valores, los de una sociedad hipersexualizada en la que la agitación del cuerpo, sobre todo el de la mujer, es un reclamo tuneado para machos satisfechos, si no ahítos, de interacciones sexuales, necesitados de severos aldabonazos que los motiven y los atraigan. La poesía tradicional era monogámica, los ripios actuales son poliamorosos. Dicho esto, paso a transcribir uno de mis 'prosemas', por ver si alguno mis lectores y lectoras, duchos en el arte del fileteado de un buen solomillo de poesía, me lo pone en versos actuales, arrítmicos. Sin cadencia ni música ni rima. Me conformo con que el fileteador poético acierte a poner una línea debajo de otra, como si de un poema de los de antes se tratara. Ahí va: "Me he abierto una cuenta en Spotify. Me han preguntado la edad; y en lo del sexi/género, que si soy 'binario', así, textual. Me he mirado de arriba a abajo y sí, en ciertas cosas soy binario: dos neuronas, dos ojos, dos orejas, dos labios, como espadas, dos brazos, dos manos, dos gónadas, dos piernas, dos pies, dos cachetes, aunque un solo culo verdadero... La simetría desaparece en el ombligo y, más abajo, en el desmaído surtidor de sombra y sueños que, cada vez, amenaza menos a las estrellas con su lanza. ¡Puta entropía!". Chicha poética no le falta y, como cualquier poema profundo, ni se entiende.

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