Hay cierta seguridad detrás de la cámara, el fotógrafo nunca quedará retratado en la instantánea resultante, por lo que poco importa si está bien peinado, si va bien vestido,... Hay también cierto aire controlador ("sonríe un poco", "mira hacia allí", "aléjate un poco"...) para quien se encarga de apretar el gatillo. Por todo ello, a veces es de justicia social fotografiar al fotógrafo, para que experimente un poco de su propia medicina.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios