Fracaso

Sánchez puede ser muchas cosas, pero al menos posee pragmatismo ideológico y una visión europeísta

No sé si habrá Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos -eso no lo sabe nadie-, pero estoy seguro de una cosa: si entran miembros de Unidas Podemos en el Gobierno, ese Gobierno tendrá una vida breve y accidentada y terminará de forma abrupta y quizá catastrófica. Sánchez puede ser muchas cosas -es un narcisista incurable aquejado de un desorden de personalidad múltiple-, y en toda su carrera ha actuado como aquel personaje de Memento que cada mañana, al despertarse, no recordaba lo que había hecho el día anterior (aunque en su caso el olvido es decididamente intencionado); pero al menos posee un cierto pragmatismo ideológico y tiene una visión europeísta de la política, tal como demostró al nombrar su primer Gobierno (que era un Gobierno muy aceptable, dicho sea de paso).

Por el contrario, Pablo Iglesias es un político que siente una pulsión patológica por el ejercicio del poder absoluto y que, como buen leninista, desconfía de las instituciones de la democracia representativa porque las considera corruptas, abusivas e injustas. Hace cuatro años, Iglesias alentó la iniciativa Rodea el Congreso, al que acusaba de ser una institución mafiosa. Por lo demás, Iglesias también tiene una opinión similar de las instituciones europeas, y aunque a veces finja estar de acuerdo con ellas o al menos tolerarlas, en su fuero interno las odia porque están vendidas a los "mercados" y se dedican a humillar al honrado pueblo llano. Por supuesto, el buen Iglesias olvida que España tiene una deuda pública de casi un billón de euros que alguien debe prestarnos porque sencillamente no los tenemos. Y por si fuera poco, Iglesias cree con candor en las soluciones milagrosas para los problemas muy complejos: basta subir los impuestos a los ricos, limitar el precio de los alquileres o diseñar una nueva ley contra la violencia de género para que el Estado empiece a tener dinero de sobra, para que cualquier inquilino pueda encontrar un alquiler razonable o para que de pronto, por arte de magia, cesen todos los crímenes machistas. Y por último, conviene recordar que tanto Iglesias como su pareja, Irene Montero, apoyan la secesión catalana y todas las iniciativas que destruyan el poder del Estado.

Se mire como se mire, es imposible que estos dos personajes gobiernen juntos sin que acaben traicionándose el uno al otro.

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