La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Franquistas antes de Franco

Gravina, Churruca, un político asesinado por socialistas y un poeta asesinado por falangistas

Para compensar el disparate mallorquín de considerar franquistas a Churruca y Gravina, Oviedo les ha regalado a los incondicionales del PSOE y Unidas Podemos otro cambio de calles, en este caso circulando en dirección opuesta, con el que intentan tapar la barbaridad mallorquina. Mal hecho en uno y otro caso. Quitar del callejero a almirantes españoles que combatieron en Trafalgar tildándolos de franquistas y fascistas porque hubo barcos del bando franquista con sus nombres es un disparate propio de socialistas podemitiazados y vacaburros que ignoran la historia y la literatura -por la primera novela de los Episodios nacionales- de su propio país.

Lo de Oviedo es otro esperpento, en este caso de un PP igualmente vacaburro. Salen del callejero García Lorca, Concepción Arenal, Aurora de Albornoz, Flora Tristán o Gloria Fuertes para restituir el nomenclátor franquista. Hay en este caso un matiz que indica que tanto los munícipes sociopodemitas que le quitaron a Calvo Sotelo la calle como muchos compañeros de la prensa tampoco andan muy sobrados de conocimientos históricos. Además de oírlo en muchas tertulias (la Sexta está más contenta con lo de Oviedo, para tapar lo de Mallorca, que Tele 5 con Rocío Carrasco), leo hasta en tres titulares: "Oviedo recupera los nombres franquistas para sus calles: García Lorca vuelve a ser Calvo Sotelo". Pues miren ustedes, Calvo Sotelo, ciertamente, fue ministro durante la dictadura de Primo de Rivera (apoyada por el PSOE, por cierto), sucedió a Goicoechea como líder de Acción Española durante la Segunda República, era un monárquico reaccionario que miraba con buenos ojos el fascismo italiano, tuvo contactos con la pregolpista y finalmente golpista Unión Militar Española… Pero resulta que fue asesinado por la milicia armada del PSOE, conocida como la Motorizada, el 13 de julio de 1936. Ciertamente, también, su asesinato fue utilizado para justificar el golpe de Estado y el franquismo lo exaltó como protomártir de su causa. Pero el caso es que el 18 de julio llevaba ya cinco días muerto. ¿Se hubiera sumado al golpe? Seguro que sí. Pero no le dieron tiempo. ¿Hubiera sido posteriormente franquista? Tal vez no: su partido fue disuelto por Franco con el decreto de unificación del 20 de abril de 1937. Parece una siniestra broma cainita este intercambio de calles entre un político asesinado por socialistas y un poeta asesinado por falangistas.

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