El apunte

José Antonio Carrizosa

Fusión

L A fusión de las cajas de ahorro andaluzas en una única entidad capaz de competir con solvencia en el mercado nacional es un objetivo largamente acariciado por el Gobierno andaluz, que en el pasado le ha proporcionado no pocos quebraderos de cabeza y algún sonoro disgusto. El empeño se retoma ahora con fuerza al socaire de la crisis financiera, que forzará una racionalización en un sector que a escala nacional está excesivamente atomizado y que ha estado muy expuesto a los riesgos inmobiliarios. Entra, pues, dentro de la lógica que el presidente Chaves vuelva a poner el asunto encima de la mesa y que el Gobierno andaluz se emplee en ello con firmeza.

Si en el pasado las dificultades encontradas en el camino dieron al traste con el proyecto, no parece que en esta ocasión los problemas vayan a ser menores. Como se ha demostrado esta semana en Granada, la cuestión de las cajas de ahorro es extraordinariamente sensible y despierta todo tipo de recelos. Reticencias que surgen no sólo en las propias entidades afectadas, sino también -y ahí radica buena parte de la complejidad de este asunto- en las sociedades a las que sirven como entidades financieras. La posición adoptada por Cajagranada oponiéndose de forma clara a la fusión en aras de mantener los consensos internos es el primer escollo de esta nueva etapa, pero a buen seguro no será el último. El Gobierno andaluz tendrá que medir muy bien hasta qué punto le conviene forzar la máquina o dejar que las aguas corran por su cauce para evitar problemas de muy difícil gestión.

La prudencia siempre ha sido buena consejera en política y la precipitación una papeleta segura hacia el fracaso. Y aquí de lo que se está hablando es de política. Hasta ahora la Junta ha hecho gala de un exquisito tacto, por lo menos de puertas afuera. Los pasos que se den habrán de estar muy pensados porque se están pisando terrenos pantanosos. Las experiencias anteriores así lo demuestran. Tan pantanosos que en algún momento quizás habrá que plantearse si siempre la mejor apuesta es el caballo grande. Ande o no ande.

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