Crónica Personal

Futuro incierto

Cuando un país va mal, no se puede echar la culpa a la oposición sino a un Gobierno incompetente

Tocaría al inicio de curso mirar hacia delante con buen ánimo y dejar atrás la pesadilla de los últimos meses, porque en caso contrario la depresión se va a llevar por delante a millones de españoles. Sin embargo… no hay muchos motivos para una mínima esperanza de que este Gobierno, y la clase política toda, esté a la altura de las circunstancias.

Sánchez, sobrado de optimismo, presenta el mejor color que se ha visto tras este verano inquietante, pero ese optimismo no engaña a nadie aunque convoque a la plana mayor del empresariado -que pocas veces falla cuando son llamados por un jefe de Gobierno, no vaya a ser que- y de nuevo ha presentado un panorama en el que puede solucionar todo con su varita mágica si cuenta con el apoyo de los partidos de la oposición. Como decía Arrimadas cuando era líder de la oposición catalana, no cuela: porque las supuestas varitas mágicas de Sánchez son una falacia. Lo han sido siempre. Y así nos va, pésimamente mal porque no hay magia que valga ante un presidente de Gobierno instalado en el engaño y la mentira, con una egolatría irritante, que ha llevado al Congreso una serie de medidas para paliar la angustiosa situación económica de millones de familias sin contar con los fondos necesarios para realizarlas y con una cobardía inconmensurable que le impide cortar por lo sano y quitarse de en medio a un socio de Gobierno que sólo ha traído lágrimas para todo el mundo excepto para los miembros de la dirección de Podemos. Y encima, están consiguiendo todos sus objetivos, derribando la España constitucional sin que Pedro Sánchez haya hecho el menor gesto para impedirlo.

Ante el empresariado ha presentado un escenario en el que sus iniciativas sacarán a España del atolladero, con la ayuda indispensable de Bruselas, por supuesto. Nunca agradeceremos suficientemente Merkel que haya dado la cara por nosotros, aunque los aplausos se los ha llevado Sánchez porque ya se ocupó él de que se produjeran esas imágenes de bochorno. Pero sólo con Bruselas no se saca a España del atolladero actual, en el que nos acosa una pandemia que el Gobierno no sabe gestionar, y la pobreza acecha a muchas familias.

La situación es grave, aunque Sánchez no se da cuenta o hace como que no se da cuenta para intentar así transmitir tranquilidad ante un futuro incierto. Echa la culpa de todos los males a la oposición, y aunque el PP tendría que reflexionar, es evidente que cuando un país va mal, rematadamente mal, no se puede echar la culpa a la oposición sino a un Gobierno incompetente que, encima, sienta en el Consejo de Ministros a quienes ponen todo su empeño en destrozar la España actual.

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