Gamberros al poder

Dos mentirosos, populistas y faltones han gobernado dos de las democracias más serias y consolidadas del planeta

La mayor mentira del Brexit fue prometer que la aportación del Reino Unido a la UE de 430 millones de euros semanales se dedicaría a sanidad pública. La cifra era falsa, porque no pasaba de 300 millones y no tiene ese destino, para enfado de los votantes. Ya saben: las promesas sólo comprometen a quien se las cree. Los populistas construyen mitos con mentiras que les son útiles a corto plazo. Pero estos gamberros pueden llegar al poder, como han demostrado dos de las democracias más consolidadas y serias del planeta.

Dos mentirosos y provocadores como Trump y Johnson lo han conseguido en Estados Unidos y el Reino Unido; la buena noticia es que, al parecer, no duran. Trump insultó a todo dios de manera grosera desde la presidencia de EEUU y definió a la Unión Europea como enemiga de su país. Anunció meses antes de las elecciones de 2020 que si perdía sólo podría ser por un fraude cuyo resultado no estaba dispuesto a aceptar. Y llegó a alentar el asalto al Capitolio hace un año. Antes, había apoyado el Brexit calificando la salida del Reino Unido de la UE de fabulosa e inteligente.

Uno de los principales profetas del Brexit fue Boris Johnson, con quien un servidor coincidió en Bruselas a principios de los 90. Eran divertidas sus llegadas a la sala de prensa de la Comisión cuando estaba en el edificio Breydel, mientras restauraban el Berlaymont; era un granuja con mucha gracia. Sonia Purnell, que compartió con Boris la corresponsalía del Daily Telegraph en aquella época, lo ha descrito como un maníaco de la autopromoción, ambicioso y despiadado; el arquetipo del excéntrico inglés de clase alta. Es un tipo culto, aunque no lo parezca a simple vista. Alumno de Eton, de la Escuela Europea de Bruselas en donde estuvo cuando se padre era funcionario de la Comisión, y licenciado en Oxford.

Se unió a Nigel Farage en la cruzada contra la Unión Europea en el referéndum temerariamente convocado por Cameron y ha tenido el dudoso honor de ser primer ministro del Reino Unido cuando el 1 de febrero de 2020 se produjo la separación; el mayor fracaso de la UE en sus 70 años de vigencia, que se cumplen el próximo 23 de julio. Es un tibio consuelo que ahora Johnson pueda caer por las fiestas en el 10 de Downing Street durante el confinamiento o en las jornadas de luto por la muerte del marido de la reina. Todo gamberro tiene su San Martín. El hombre pide perdón y espera que pase el temporal. Pero las disculpas, igual que las promesas, sólo comprometen a quien se las cree.

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