MUCHOS son los ejemplos a lo largo de la historia en los que la política ha utilizado al deporte. Uno de los más evidentes fue en las Olimpiadas de Berlín, que el mal nacido de Hitler las convirtió en propaganda nazi. Las que comenzaron ayer seguro que las van a utilizar el Gobierno chino como escaparate de un régimen que no se lleva bien con los derechos humanos y la democracia.

Por aquí también hacemos nuestros pinitos. En anterior y ya lejano régimen franquista no se tardaba mucho en aprovechar los escasos éxitos (casi todos de la mano del Real Madrid) para hacer la foto 'oficial'. Tras la llegada de la democracia algunos no han perdido la costumbre. Los directores generales del Deporte se cuelgan las medallas que otros han ganado y hasta los concejales buscan el retrato junto a las estrellas. Pero los que se llevan las palma son mis 'queridos' nacionalistas periféricos. Por un lado no hacen más que machacarnos con la exigencia de sus 'selecciones' sin, eso sí, pedir a la par competiciones 'autónomas'.

Lo último viene de la mano de los Juegos de Pekín. Por un lado ha escocido lo del anuncio de Pau Gasol, en el que el pívot transmite el mensaje de que es 'chachipiruli' ser español. Esto no ha sentado bien del en algunos segmentos catalanes, entre ellos el que ocupa el impresentable Joan Puig, ese concejal que hace poco insultó a todos los extremeños. Este elemento acusa al pívot de moverse por intereses económicos y pide a Nike que haga otro anuncio en la que destaque lo 'chachipiruli' que es ser catalán (sin comentarios).

Nadal también hace 'amigos' con estos nacionalistas. En una rueda de prensa en Pekín pidió a un periodista que utilizara el español, un idioma un 'pelín' más universal, cuando preguntó en catalán a un sorprendido Tommy Robredo. El número uno se atrevió a solicitar lo que muchos no se atreven por complejo.

Y por mucho que les pese a estos catetos, Nadal y Gasol visten la 'roja' en Pekín.