Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Gasolinas

ALGÚN departamento de investigación (más desarrollo) debería explicarnos un día a los españoles la relación entre el inicio solar del mes de agosto y la subida de los precios de las gasolinas. ¿Es una relación química? ¿Física? ¿Obedece a una ley parecida a la de las mareas? He escrito adrede "algún departamento" porque no estoy en condiciones de precisar cuál. Pudiera ser el de química, pero también el de meteorología, el de comercio y finanzas e incluso el de derecho penal. Por eso quizá lo más prudente fuera que la relación apuntada la investigara una corporación multidisciplinar formada por químicos, matemáticos, hombres del tiempo, secretarios judiciales y guardias civiles. A ver en qué quedaba la cosa.

Precisamente el jueves pasado, el día en que los precios de las gasolineras tocaban los máximos, la Comisión Nacional de la Competencia aprobó una sanción de 7,9 millones contra Repsol, Cepsa y BP (la petroleras que controlan más del 70% de la distribución minorista de gasolinas) por fijar indirectamente, mediante los acuerdos que tienen con las estaciones de servicio, los precios máximos en las días de desplazamientos masivos.

Yo no sé qué suponen 7,9 millones de euros para las petroleras, si es un bocado importante o apenas equivale a la calderilla que permite devorar impunemente el bolsillo de millones de españoles. Lo que sí está claro es que el precio de los carburantes sube y baja según el interés de petroleras y distribuidoras, y que a los consumidores nos queda el escaso consuelo de leer que la comisión de la competencia amenaza con una sanción a las petroleras por fijar los precios de venta.

Por más activas que parezcan las asociaciones de defensa de los derechos de los consumidores, por más leyes que establezca el Gobierno para remediar los abusos, los usuarios seguimos sometidos al capricho de las petroleras, de las empresas de telefonía, de los bancos de crédito y de las eléctricas, es decir de las corporaciones que sustentan por encima de cualesquiera otras el sistema económico capitalista. Nada que hacer.

A veces los periódicos destacamos que un particular o una asociación de consumidores han ganado un pleito y que tal corporación deberá devolver unos céntimos o restituir el dinero cobrado indebidamente. Yo sospecho que tales victorias están subvencionadas por unos departamentos secretos de la propias compañías dedicados a maquillar sus instintos carniceros.

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