Girasoles

El mejor libro que se ha escrito sobre la guerra civil es 'A sangre y fuego', del andaluz Manuel Chaves Nogales

Según dicen, dentro de treinta años el clima de Madrid será parecido al de Marrakech -de modo que el de Andalucía será equiparable al del Sahara que alguna vez fue español-, pero aquí preferimos entretenernos con asuntos de mucha mayor importancia, como los libros de texto que tienen que leer los alumnos del Bachillerato. Hace más de un año -cuando aún gobernaba el PSOE-, un organismo técnico formado por profesores de Universidad decidió retirar el libro de relatos Los girasoles ciegos de la lista de lecturas y sustituirlo por El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite. De pronto, alguien se ha enterado de la noticia y ha decidido lanzar el habitual grito de alarma -muy histérico y muy sobreactuado, como suele ser habitual-, acusando al nuevo gobierno andaluz de censurar un libro abiertamente antifranquista como es Los girasoles ciegos. Pues no, no es así. El libro ha sido retirado por una comisión imparcial de profesores. Y ha sido sustituido por otro de una escritora que no era precisamente franquista, ni mucho menos. Y en mi modesta opinión, Carmen Martín Gaite era mucho mejor escritora que Alberto Méndez (pero esto es una simple opinión literaria, que conste).

Mi hijo leyó Los girasoles ciegos y no le gustó nada: le pareció rebuscado y ampuloso. Y eso que leyó también Historia de una escalera -una obra situada en la posguerra más negra, igual que Los girasoles ciegos-, y en cambio se interesó muchísimo por la historia de Buero Vallejo y me contó que había disfrutado leyéndola. En cualquier caso, estoy seguro de que ha habido muchos alumnos que han disfrutado leyendo Los girasoles ciegos, por difícil que sea el lenguaje que emplea su autor. Lo curioso de esta polémica es que nadie se pare a pensar qué clase de libros deben leer unos adolescentes que están muy poco familiarizados con la lectura. Y desde luego podrían buscarse libros más adecuados.

¿Había motivo para la polémica? No, no lo había. Y lo peor de todo es que nadie intentó verificar los hechos antes de ponerse a aullar y a revolcarse por el suelo como si hubiera sufrido un ataque de licantropía. Y lo peor de todo es que a nadie se le haya ocurrido incluir en la lista de lecturas al mejor libro que se ha escrito jamás sobre nuestra guerra civil: A sangre y fuego, de un autor que encima era andaluz y se llamaba Manuel Chaves Nogales.

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