la esquina

José Aguilar

Giro a la izquierda

SE quedó a cuadros Rubalcaba cuando contactó con la ex ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona para ofrecerle un papel destacado en su equipo electoral. Narbona fue sincera: "¿Tú sabes, Alfredo, que Carme [Chacón] contaba conmigo para formar parte de su equipo antes de retirarse?".

Asimilada la sorpresa, el candidato socialista le reiteró la oferta, y ayer los periódicos informaban de que, en efecto, Narbona había aceptado integrarse en el selecto grupo de líderes del PSOE que acompañará a Rubalcaba en su epopéyica aventura de disputarle el poder a Mariano Rajoy. En este empeño estarán Elena Valenciano como jefa de campaña, Jesús Caldera como responsable del programa electoral, la propia Cristina Narbona como coordinadora de la conferencia política que sentará las bases del programa y la consejera andaluza Micaela Navarro al frente de las políticas de igualdad, entre otros y otras.

Conozco menos a Elena Valenciano, pero los otros tres citados se encuadran sin vacilación en el sector más estrictamente socialdemócrata del Partido Socialista. Si de ellos dependiera la solución a los dilemas dramáticos a los que se enfrenta la economía española en crisis, lo tendrían claro: más impuestos antes que menos impuestos, más gasto social para mantener el Estado del bienestar sin recortes antes que control del déficit y mejor el intervencionismo regulador y redistribuidor de la riqueza que el liberalismo en manos de los agentes del mercado. Esquemáticamente, podríamos decir que están más cerca de las reivindicaciones del 15-M que de las recetas de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Rubalcaba se dispone, pues, a presentarse ante el electorado con unos planteamientos netamente diferenciados de los que desde hace más de un año viene llevando a la práctica el Gobierno del que es vicepresidente primero, portavoz y ministro del Interior. Esta esquizofrenia -que no sé cuánto tiempo podrá prolongarse- no alcanza a significar una enmienda a la totalidad de Zapatero porque tampoco Alfredo y los suyos son unos alocados antisistema, pero sí supone cierto giro a la izquierda. Será el modo de diferenciarse del contrincante Rajoy en cuestiones digamos sociales (desahucios, hipotecas, educación, dependencia, fiscalidad progresiva...).

El viraje de Rubalcaba trata de reconstruir el bloque social de progreso agrietado por la incompetencia del zapaterismo. Parte de la base de que se puede recuperar al votante progresista que el 22-M expresó ostentosamente su descontento. Pero esos votantes no son sólo los que se abstuvieron o fueron -menos- a IU, sino que muchos se marcharon al PP. No circularon a la izquierda, sino hacia el centro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios