La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El Gobierno de la fragilidad

Un bipartito en el que un socio ha pactado con un tercero que crece a costa de los dos y el otro socio se dice ajeno al pacto

Quien piense que lo más importante para que la derecha gobierne Andalucía (los 59 votos de la investidura de Juanma Moreno) ya está hecho, se equivoca de todas todas. Olvida que va a ser un Gobierno de dos partidos que compiten electoralmente entre sí en toda España y apoyado desde fuera por un partido que pretende crecer a su costa y que ha firmado un pacto con uno de ellos (PP) que el otro (Cs) declara que no le afecta ni comparte. ¿Esto cómo se come? Malamente, sobre todo porque el partido del apoyo externo (Vox) es imprescindible para que los otros saquen adelante los Presupuestos, leyes y programas que han pactado sin su concurso.

Las dificultades nacen directamente de la singular fórmula de negociación que ha impuesto Ciudadanos, anhelante de salvaguardar su pureza y no aislarse de sus amigos europeos que abominan de la ultraderecha, pero dispuesto a beneficiarse de sus doce escaños para tocar poder por vez primera en una comunidad autónoma. Escrúpulos, sí, pero superables con la cooperación también interesada del PP: que Juanma (Moreno) se manche para que Juan (Marín) sea vicepresidente sin mácula democrática.

Las dificultades de las que hablo se entenderán con un ejemplo que ha ofrecido el propio Juan Marín. Ha dicho que si PP y Vox, en función de sus acuerdos, proponen en el Parlamento una Ley de la Concordia para sustituir a la Ley de la Memoria Histórica, los 21 diputados de Ciudadanos no la respaldarán porque eso no figura en su pacto con el PP, que es lo único que vincula a Cs. ¿Y cómo se tomará esta postura del vicepresidente Marín el presidente Moreno?, digo yo. Pues rematadamente mal.

El choque entre los aliados menos cordiales de la política andaluza, con Juanma Moreno como imposible mediador, no es una hipótesis de futuro. Ya está aquí. Antes de formarse el gobierno de coalición ya Ciudadanos y Vox se enfrentan a cuenta de la Familia -tratándose de Vox, con mayúsculas- y su consideración en el organigrama. Algo parecido pasará cada vez que el PP pretenda poner en marcha alguna de las concesiones que ha hecho a Vox. Y no digamos a la hora decisiva de los Presupuestos, cuando las partidas deban fijarse en función de las prioridades y se constate que las prioridades de los ultras y los reformadores son incompatibles y que a los dos prometió el PP darles satisfacción. Como si se pudiera...

No sé si Juanma Moreno está capacitado para este encaje de bolillos. Lo veo frágil.

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