Granada, ciudad de las frustraciones

Los políticos chupagambas no han tenido en cuenta que la UGR sea la primera universidad de España en inteligencia artificial

Existe cierto malditismo en Granada que hace pensar que desde hace tiempo esta ciudad está gafada. Joaquín Bosque Maurel dice que ese malditismo nos persigue desde que se hicieron las autonomías y la presencia de Granada quedó relegada en su destino por el centralismo sevillano. El profesor Antonio Campos va más allá y dice que en Granada no se ha hecho nada a derechas desde que se desaprovechó el tránsito a la modernidad que nos ofrecieron los propios Reyes Católicos y el emperador Carlos V, para los que Granada era su ojito derecho. El caso es que, desde hace mucho tiempo, está pasando que casi todos los proyectos importantes para la ciudad han quedado interrumpidos por decisiones tomadas desde fuera, lo que abona esta negatividad y el origen de nuestro continuo y mantenido fatalismo. Parece ser que Ángel Ganivet tenía razón y que el carácter de los granadinos, ese pesimismo congénito, es suficiente para mantenernos en constante estado de frustración. Ha vuelto a pasar ahora con la Agencia de Inteligencia Artificial, con la que aspirábamos a ser la sede. Se la han dado a La Coruña, que por lo visto es en donde mejor ponen esos percebes que les gusta a los políticos con sede en la Carrera de San Jerónimo. Además, los andaluces ya tienen suficiente con que le hayamos dado a Sevilla la sede de la Agencia Espacial Española, habrán dicho los señores del Gobierno. ¡Otra vez Sevilla! No han tenido en cuenta esos políticos chupagambas que la Universidad de Granada sea la primera de España en el terreno de la inteligencia artificial (en la inteligencia natural no sé en qué puesto estamos), ni que aquí todas las instituciones y la misma sociedad civil nos hayamos enfrascado con orgullo con este proyecto, ni que esta ciudad cuente con unos datos pésimos en cuanto a paro y despoblación. Por eso me he imaginado a esos ministros hinchándose de reír con nuestra candidatura lo mismo que se hincharon de reír aquellos funcionarios municipales cuando a mediados del siglo pasado un vecino de Granada llamado Enrique García pidió permiso para que le dejarán excavar debajo de la Fuente de los Leones porque estaba convencido de que allí había un tesoro. "Estos granadinos tienen la Alhambra y Sierra Nevada y encima quieren ser sede de la Inteligencia Artificial… Están chalaos", habrán dicho. Ya sé el lema turístico que habrá que explotar desde ahora: Granada, ciudad de las frustraciones. Y encima Marruecos nos expulsa del mundial. ¡Si los Reyes Católicos levantaran la cabeza!

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