Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Granada existe

Las peleas de barrio por el poder municipal, no aclaran los planes de cada uno sobre la ciudad dormida

Hay que agarrarse a la idea, utilizada por los variados territorios olvidados, de que Granada, a pesar de todo, existe. Y existe por su historia, por su pasado y, sobre todo, por la ilusión creada alrededor de su nombre mítico. Es triste, sin embargo, que las referencias importantes tengamos que hacerlas mirando para atrás, como si el presente fuera una entelequia y el futuro un cuento de ciencia ficción. Las generaciones actuales no estamos a la altura de este legado. Hay excepciones que vengo comentando estas semanas, como es el Festival Internacional de Música y Danza de Granada que cumple 70 años, algo verdaderamente milagroso en una ciudad proclive a destruir lo que haga falta, sobre todo si merece la pena.

En estos días asistimos a una vulgar pelea de barrio entre los ediles granadinos por el poder municipal, como si a los ciudadanos nos importara esas batallitas por el dichoso bastoncillo de mando, cuando prácticamente desconocemos cuales son los planes, proyectos y líneas de cada uno para sacar a la ciudad del pozo en que está sumida. Ganivet -que sigue siendo el gran desconocido- apostaba por el poder municipal, como pilar regenerador. Los municipios que han hecho caso de estas avanzadas ideas han progresado. Han cogido el timón y le han imprimido la llamada 'velocidad de crucero' para progresar, sin esperar a papá Estado, o en todo caso, obligándolo a atender las exigencias ciudadanas. Tenemos ejemplos cercanos, caso Málaga, que incluso ha enriquecido el patrimonio cultural -véanse sus nuevos museos-, su aeropuerto está entre los primeros de España, y para qué hablar de Valencia, con su Ciudad de las Artes que, aunque costosa, está ahí, para el uso actual y futuro.

Aquí, hasta la creación de un modesto espacio escénico -aunque se llamara pomposamente Gran Teatro de la Ópera- lo hemos echado a patadas, entre otras, por desidia municipal y para qué decir autonómica. Desidia e irresponsabilidad, cuando al alcalde Torres le pareció demasiado costosa la estación de ferrocarril proyectada por Moneo, prefiriendo la chapuza de una estación digna de un poblado del Oeste. Incluso proyectos ambiciosos, como el Centro García Lorca, se ha convertido en sólo un esqueleto, sin ninguna creatividad, como merecía ese faro de la Granada creadora.

Por eso, en proyectos ambiciosos como es el Festival, he exigido excepcionalidad y no he perdonado mediocridades. La Granada universal tenemos que mantenerla y darle sentido en cada momento de la historia. Deberían comprenderlo los más directos representantes de la ciudad que son los ediles y alcaldes. Sus peleas personales por los sillones imperio no nos interesan. Nos interesa y exigimos sus ideas y proyectos para una Granada que existe, a pesar de ellos.

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