Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

Granada 2022

Con Moreno y Olona nos íbamos a hartar de ETA o Cataluña mientras nuestra sanidad sigue deteriorándose

No me reconozco en la Granada de Boabdil, que va quejándose por las esquinas de lo mal que nos tratan las administraciones y de lo bien que lo hacen en otros sitios. Pertenezco a la Granada reivindicativa e inconformista, que se marca objetivos y busca la forma de alcanzarlos. Como es tradicional iniciar el año con un listado de deseos y objetivos, mencionaré aquellos que, a mi juicio, redundan en la mejora de nuestra tierra y en el bien común.

Entre ellos están, evidentemente, las canalizaciones de Rules. Sabemos que tras muchos años de dimes y diretes, en 2018, el Gobierno de Pedro Sánchez se puso manos a la obra: ha culminado los proyectos básicos, con su declaración de impacto ambiental; ha comprometido 50 millones de euros para la primera fase y ha encargado los primeros proyectos de ejecución. En 2022 deben terminarse esos proyectos de ejecución y comenzar las obras. También en infraestructuras, en 2022 debemos mirar, sobre todo, al ferrocarril: variante de Loja, culminación del estudio informativo del tren Guadix-Baza-Lorca y diseño del tramo Almería-Granada del Corredor Mediterráneo. Especial importancia van a tener este año las energías renovables, donde Granada tiene que mostrar todo su potencial tanto en las instalaciones, respetuosas con el territorio, como en la investigación, a través del acelerador de partículas. Y no podemos olvidar a la universidad. Una universidad puntera, que cada vez mira más extramuros como muestran sus grandes proyectos de inteligencia artificial o el propio acelerador de partículas, que en 2022 van a dar un nuevo salto adelante.

Pero de nada sirve el desarrollo económico sin cohesión social. En ese sentido, el objetivo para 2022 resulta claro: que la derecha deje de gobernar Andalucía. Nos jugamos con ello nuestro sistema de sanidad pública, deteriorándose a un ritmo que ni los más pesimistas podían imaginar. También nuestra escuela pública, con el cierre de aulas en la Granada más despoblada, que ya se intentó al inicio de esta legislatura. Y nuestro sistema de atención a las personas en situación de dependencia, precisamente ahora que desde el Estado se vuelve a financiar. Cuando nos visita la aspirante a vicepresidenta de la Junta, Olona, con sus banderitas y su nacionalismo rancio, procede recordar que el nacionalismo siempre ha servido para ocultar los problemas reales de la ciudadanía. Con Moreno Bonilla y Olona en el Gobierno de Andalucía nos íbamos a hartar de banderas y de hablar de ETA o de Cataluña mientras continúan deteriorándose nuestra sanidad, nuestra educación y nuestros servicios sociales.

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