LA verdad es que el Ayuntamiento de Granada lo pone a huevo. Ayer presentó con pompa a raudales en el marco de FITUR todo el programa de grandes eventos que se han preparado para la temporada. Todo muy bonito y florido, pero cargado de la demagogia que siempre se vende en estos casos: todo redunda en 'nosecuántas' pernoctaciones. Al igual que pasa con lo de los llamados vuelos baratos, las instituciones ponen la pasta y algunos sectores, los que no suelen soltar ni un duro, se benefician de lo que aquí se dejan los que aquí llegan. Impresiones y opiniones personales a un lado, entre tanto evento superlativo que nos venden no está el que podría haber sido todo un pelotazo esta temporada: tener Segunda División en la ciudad.

Dejando de lado a los que no quieren ver Segunda (en su derecho están) ni quieren que los demás disfrutemos de ella (es nuestro derecho), son muchos los aficionados a los que se les ha impedido ver en Granada fútbol de élite. ¡Vamos!, todo un gran evento que, además, hubiera 'aterrizado' a los pies de La Alhambra cada quince días. Y sin costar más que la cesión de Los Cármenes y mucho menos que el dineral que cuesta traer vueltas ciclistas y 'grandes' torneos tenísticos que hay que dejar de organizar porque su interés va a ras de suelo, aunque me huele que más de algún interés particular habrá.

Algún día alguien del actual gobierno municipal tendrá que darse cuenta del gran error que en su día supuso cerrar las puertas a la Segunda División, porque con esta decisión se impidió a muchos aficionados que pudieran disfrutar de un fútbol que muchos echan de menos y que otros -las generaciones más recientes- saben que existe simplemente porque lo ven en televisión.

Ya he escrito, en no pocas ocasiones, que Marsá tiene también su buena dosis de culpa, sobre todo porque se empeña que se hagan las cosas a su manera y porque sí. Pero, salvo algún ceporro enrocado en el ayer, hoy por hoy la Segunda División es un gran evento. Ése que NO nos vendieron ayer.