Cuando se aprobó la Constitución el presidente Adolfo Suárez tenía 46 años. Y quienes le sucederían en el cargo eran ya adultos: Calvo Sotelo 52, González 36, Aznar 25 y Rajoy 23. Incluso el joven Zapatero tenía 18 años aquel 6 de diciembre de 1978. Es ahora cuando por primera vez tenemos al mando del país y como teóricos guardianes de la Carta Magna a una pareja que no tenía entonces uso de razón. Pedro Sánchez era un niño de seis años y Pablo Iglesias un bebé de mes y medio. Eso explica una relación diferente con la Constitución y un apego distinto al de quienes vivieron la transición, la negociación y el consenso.

Pasa igual con el conocimiento de la época. A Pablo Iglesias se le advierten lagunas. Suele repetir que el Partido Popular lo fundaron siete ex ministros de Franco. Y a Alianza Popular la fundaron siete políticos destacados del Régimen, pero Thomas de Carranza no fue ministro del dictador. Hay cosas que sólo se retienen si las vives. Por ejemplo, un bebé de mes y medio o un niño de seis años, por mucho que les hayan contado o hayan leído, no pueden saber qué se sentía en los años de plomo en los que se negoció la Constitución mientras ETA atacaba a la joven democracia española con un muerto cada tres días. Y tampoco pueden valorar cómo chirría en muchos oídos eso de incorporar a Bildu a la dirección del Estado.

Una encuesta de Metroscopia de la semana pasada señala que una mayoría de españoles prefiere que la coalición gobernante pacte con Ciudadanos y PP antes que con ERC y Bildu. Para los votantes de Podemos es al revés, pero una mayoría de votantes socialistas prioriza una relación estable con Cs y PP aunque no renuncie a acuerdos puntuales con el ultranacionalismo periférico. Las críticas de González a la estrategia de pactos de Sánchez sintonizan con los votantes de su partido.

Zapatero ha terciado esta semana en el divorcio entre la vieja guardia socialdemócrata del PSOE y los jóvenes pragmáticos que ahora están al mando. ZP con su particular estilo platero tan blando por fuera como seco por dentro, ha pedido a los antiguos dirigentes lealtad y disciplina con la dirección socialista. Zapatero el Jimmy Carter nacional y al estilo del 39º presidente de Estados Unidos ha sido mediador en numerosos conflictos. Sobre Venezuela, ZP y González mantienen posiciones antagónicas. Felipe cree que su sucesor es muy condescendiente con la "tiranía de Maduro" y José Luis descalifica la parcialidad de su predecesor a favor de la oposición anti chavista.

Tras aprobar los presupuestos Sánchez pretende iniciar una etapa de "gestión, gestión y gestión" de la pandemia y las crisis económica o social. Si tiene éxito piensa que le será fácil recuperar el favor de sus votantes. Veremos si sus socios prioritarios le dejan y la Constitución sobrevive a la travesía.

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