Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Guerras de Granada

'Autoridades enanas', división y ciudadanos apáticos, tormenta perfecta contra el desarrollo

Quienes hayan seguido mis referencias a la actualidad granadina, en éste y otros medios, conocerán la insistencia en denunciar el enorme trabajo y tiempo que cuesta cualquier avance de Granada y los motivos por los cuales estamos siempre a la cola en relación con otras ciudades y provincias. Respecto al tiempo, he llamado 'velocidad Granada' a la tardanza en ver cumplidos proyectos elementales en relación con cualquier lugar de España. Todos recordarán el tiempo perdido, entre tantas otros asuntos, hablando de la autovía a la Costa, o la tinta gastada en conseguir, al fin, una conexión ferroviaria digna con Madrid, a través del AVE, cuando ya no sólo llegaba tarde un medio rápido que inauguraba Sevilla, en 1992, con motivo de la EXPO, sino que hasta perdimos los viejos trenes, porque nos decía la señora Sala, a principios de los 90, delante del alcalde Jesús Quero, ambos del PSOE, que si los granadinos queríamos ir a Madrid cogiésemos el autobús. El PP también dilató el asunto, con el Altaria, y ahora, tras un largo tiempo sin ferrocarril, tenemos AVE, pero una estación más parecida a un apeadero del western que a la estación de una ciudad importante, desechado el proyecto de Moneo, porque el Ayuntamiento de Torres Hurtado le parecía un lujo y dispendio innecesario. Para qué hablar de soterramientos, de la presa de Rules y un largo etcétera incapaz de tener cabida en este breve espacio.

Ahora se polemiza con el vital Corredor Mediterráneo, que si va por la costa o por el centro, si habrá tren a Motril -como se pedía a finales del XIX- o si vamos por un corredor central que elimine la Costa. Con lo cual nos topamos con tres viejos impedimentos: las 'autoridades enanas', locales, regionales y nacionales -concepto que copio de Ganivet-, la eterna división de los dirigentes y la apatía ciudadana, quizá legitimada por los sufrimientos padecidos por esas guerras granadinas a lo largo de la historia, cosas que unidas son la tormenta perfecta contra el desarrollo. Porque, además, en esta ciudad hay algo que nos impide salir de la charca: el férreo marcaje a grupos o personas por si se les ocurre algo que merezca la pena.

No se trata sólo de infraestructuras, ahí tenemos la pretendida Granada cultural, con su ciudad europea de la cultura, manido proyecto de hace décadas, hoy, con fecha de 2031. No sé si algunos vamos a poder comentar el fin de una entelequia, cuando hemos visto naufragar tantos proyectos -el Teatro de la Ópera, el Gran Museo de la ciudad, cosas que tienen provincias cercanas como Sevilla o la admirada Málaga- y, en fin, un largo retablo de proyectos, sin mencionar las pérdidas sufridas en el peso específico que llegó a tener Granada, mientras, hoy, ni está ni se le espera en ningún centro de poder.

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