Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Guerras de vacunación

Las guerras que vendrán no serán de religión, serán guerras de vacunación. ¡Fijo!

Cuando mi amigo Pánfilo renuncia a su hermoso y eufónico granaíno y comienza a decir cosas en gallego, es que está muy cabreado. Hizo la Marina en Ferrol y conserva algunos dichos de entonces. El hombre no es de desearle la muerte a nadie ni de lanzar insultos desaforados (él controla), pero si en lugar de decir: "¡Qué malafollá tiene esto de aprobar otra ley de Educación sin saber qué va a ser de la Escuela en el futuro!", dice fuera de sí en gallego: "¡Non ten xeito!"; ¡malo! Lo que no le impide hacer reflexiones sensatas sobre el asunto, algunas paradójicas, otras sarcásticas e, incluso, esperpénticas, a lo Valle Inclán, que también noveló los amenes de un reinado y echó mano de ese recurso deformante, con el que recomponer una realidad descacharrada, al que llamó esperpento. A Pánfilo lo tengo muy consentido y a nada de lo que me da para publicar aquí le aplico la Ley Mordaza, aún vigente -como los aforamientos-, herramientas con los que la casta se protege de la ira, más que justificada, que bulle fuera de la jaula burocrática en la que se esconde y se atrinchera. Pero los particulares somos así, creemos que el bien más preciado, en una democracia corriente, normalita, es la libertad de expresión. Sostiene mi amigo que quizá en junio de 2021 no exista la Escuela, pero sí una novena Ley de Educación redactada por el Covid-19. Y no contento con este disparate, añade este otro: "Las lenguas vehiculares eléctricas contaminan menos que las de gasoil y duran más". Seguro -ironiza- que Celaá le ha dicho a un conserje: "Paco, traiga el cajón de los infinitivos guais que vamos a redactar otra Ley de Educación". Los infinitivos -me asegura- son los reyes de las leyes. El infinitivo congela la acción, sin plazos ni compromisos. ¿Para qué preocuparse de si se dotará a los centros de recursos para que los chicos diversos convivan con los asintomáticos en las mismas aulas, con provecho y sin conflictos? Basta con meter en la ley el infinitivo Integrar, y ni un euro. Pero lo que más enfada a Pánfilo son las guerras de religión que se organizan cada vez que se alumbra una nueva y disparatada ley, convencido como está de que las próximas guerras serán de vacunación y no de religión. "Y es que -concluye- en cuanto un nuevo gobernante llega a Moncloa, cambia el colchón de la cama y redacta la enésima ley de Educación".

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