Leído en Twitter: "Cuando pase el tiempo, si es que para entonces sigue algo en pie, alguien reparará en las condiciones en que llevábamos adelante nuestras vidas y, después, en las cosas que ocupaban nuestros debates, y si su conclusión es una carcajada, quiénes seremos nosotros para afeársela". Piensen, bien o mal, y acertarán. Mientras en Granada ayer salía un grupo de personas a pedir el derecho a decidir en una región y otros a envolverse en su bandera, cada cual es libre de preocuparse por lo que quiera (faltaría más), hoy se verá reducido al mínimo el debate sobre las grandes lacras sociales de carne y hueso que de una u otra forma nos tocan a muchos: contratos precarios en dinero y tiempo, retroceso de los derechos laborales, absentismo escolar, paro (en mayúsculas), violencia estructural, violencia de género, dificultades para llegar a fin de mes, barrios con más pisos turísticos que de vecinos, la burbuja del alquiler... Y así, cada cual podría ponerle un nombre a algo que, en definitiva, se llama pobreza y que no está muy presente. Números y porcentajes que esconden miserias humanas, las nuestras. Pero ya saben, la próxima semana tocará seguir hablando del gobierno y lo de allí arriba.

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