Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Hipócritas

Los políticos electos por Granada o miran para otro lado cuando se perjudica a Granada o nos venden al mejor postor

Cómo se nota que ya huele a elecciones en Andalucía y el engatusar al votante empieza a ser prioritario. Ese votante que nada importa a estos políticos que fingen preocuparse mucho por nosotros y por nuestra tierra, pero que sólo se preocupan por seguir en política y disfrutar de sus incomprensibles privilegios.

Y es que ahora resulta que a 24 de abril de 2022 los políticos del PP han descubierto que Granada sigue "en el furgón de cola" de las inversiones del Gobierno sanchista, cuando lleva en dicho furgón desde hace 42 años. Desoladora posición a la que, tanto el PSOE como ellos, nos han arrastrado; pero de eso no se acuerdan porque estamos en precampaña electoral y toca ganarse el voto de esos votantes de los que se olvidarán hasta las siguientes elecciones.

Tampoco se acuerdan estos señores, muchos de los cuales están en política desde que llevaban pañales, de que Granada también está en el furgón de cola de Andalucía. Y son todos ellos, del PSOE y del PP, quienes nos han situado en el último lugar de todo y quienes sólo nos han dado migajas para infraestructuras, inversiones, cultura…, las migajas que les han sobrado de los millonarios presupuestos para Sevilla o Málaga.

No recuerdan tampoco que han sido elegidos por la circunscripción de Granada, ni que están obligados a luchar por nuestros intereses, incluso frente a sus jefes políticos, y que no cumplir esa básica obligación debería de pasarles factura electoral.

Este modus operandi de los políticos electos por Granada puede llamarse incumplidor, irresponsable…, pero si se añade el ingrediente de querer quedar como los máximos defensores de Granada cuando verdaderamente, o miran para otro lado cuando se perjudica a Granada, o nos venden al mejor postor -a los hechos objetivos me remito-, a esos se les llama hipócritas.

Pero no sólo hipócritas, sino hipócritas sin escrúpulos, porque juegan con la ilusión de la gente, prometiéndoles cosas que no pretenden cumplir o que saben que no cumplirán jamás.

Y una vez cumplido el objetivo electoral, viene la amnesia, y los votantes vuelven a dejar de ser presa para tornarse en pedigüeños incómodos que hay que mantener a raya con cuentos y migajas.

Esto no es de recibo. Una nueva política debe abrirse paso de una vez entre esa vieja política que no funciona, para que los ciudadanos tengamos auténtica voz y participación real en los asuntos de nuestra tierra. Tras cuatro décadas de nefasta experiencia, es momento de cambiar. Basta ya de hipocresías y de hipócritas.

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