Hospital de Peregrinos

Los pobres se mueven en busca de una vida mejor, exponiéndose al rechazo que muchos sienten hacia pobres y extranjeros

La calle Hospital de Peregrinos, en el Albaicín, nos recuerda que nuestra ciudad siempre ha sido lugar de tránsito: durante siglos ha acogido inmigrantes y ha enviado emigrantes. Lo mismo se puede decir de la provincia. Mi abuelo materno, que fue alcalde de un pueblo de la Alpujarra, recibió a finales de los 50 la carta de un alcalde catalán que le pedía que disuadiera a sus vecinos de emigrar a Cataluña. En su pueblo, decía el catalán, no tenían donde acogerlos y los alpujarreños dormían en chabolas o bajo los puentes, como algunos inmigrantes hoy en Granada.

Pero no se pueden poner puertas al campo cuando la necesidad aprieta, así que la gente del sur siguió emigrando durante las décadas siguientes. Tampoco cabe encerrar a los rumanos más pobres dentro de sus fronteras. Los pobres se mueven en busca de una vida mejor, exponiéndose al rechazo que muchos sienten hacia pobres y extranjeros. Si hablamos de migrantes gitanos, se enfrentan además al racismo, en España y en Rumanía. Algo que es necesario recordar cuando se acerca el Día Internacional contra la Discriminación Racial (21 de marzo) y cuando nuestro Ayuntamiento está empeñado en una cruzada contra gitanas y gitanos rumanos.

El pasado 31 de enero, el Pleno aprobó, con los votos de PP, Vox y Cs, una moción que venía a culpar a los 170 gitanos rumanos asentados en el Distrito Chana de todos los males de sus 35.000 habitantes. Una consecuencia fue la incautación por la Policía Local, el 11 de febrero, de chatarra con un valor de 3.000 euros: el resultado del trabajo de cinco familias durante un mes. Según Médicos del Mundo, esta chatarra se llevó al vertedero, apartándola de los canales habituales de reciclaje donde la llevan los chatarreros. El alcalde, Nuestro Salvador, el de la Ciudad Verde Europea, demuestra otra vez que su compromiso con el medio ambiente es tan tibio como su desmarque verbal del racismo.

Un alcalde que viene del PSOE y quizá termine en el PP, o hasta en Vox, puede convertir el Ayuntamiento en un nuevo Hospital de Peregrinos: de los peregrinos que, como él, migran por ambición política, no de quienes lo hacen por necesidad. Estos no le importan. Su próxima iniciativa puede ser escribir a los alcaldes de Transilvania para pedirles que no dejen salir a los gitanos. Igual que en los años 50; solo que ahora no será un alcalde franquista el que escriba la carta. ¿O sí?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios