Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Illa

Ha sido un buen bgestor de los intereses políticos, asumiendo las prioridades del área económica del Gobierno

Salvador Illa deja el Ministerio de Sanidad. Lo mejor que puede decirse de Illa es que no ha sido Ayuso. Más allá de esto, su gestión no ha sido óptima, pues ha establecido unos estándares de gestión de crisis sanitarias por debajo de las capacidades de España.

Abandonó la estrategia centrada en la protección de la salud poblacional de la primera ola, basada en el confinamiento intenso y el estado de alarma, que se demostró altamente eficaz para reducir rápidamente la incidencia y mortalidad a las cifras manejables que disfrutamos durante el verano. Además, ha ignorado la gestión deficiente en algunos lugares -y específicamente en Madrid-, con efectos negativos para el resto de España, por tamaño y posición en la movilidad del país.

La negativa de su Ministerio a utilizar los poderes exclusivos del Gobierno central para establecer confinamientos estrictos, rápidos y cortos al principio de la segunda ola -o de esta tercera ya en marcha- o para intervenir Madrid privó a la estrategia anticovid de una herramienta clave en un país tan descentralizado como el nuestro. Además de costes sanitarios, sociales y económicos.

Asimismo, sin poder coordinador, no hay coordinación posible, como refleja el grado de desgobierno territorial que padecemos. Que la Universidad de Granada tenga suspendida toda su docencia presencial desde hace semanas, y sin embargo las universidades madrileñas la mantengan, con tasas de incidencia muy superiores a las nuestras, ilustra a las claras la incapacidad de coordinación del Ministerio y su Consejo Interterritorial.

Por otra parte, obligado por un tribunal a publicar la composición del Comité de expertos de gestión de la pandemia, resultó estar conformado por subordinados suyos prácticamente en exclusiva. Lo cual revela una concepción autoritaria de la gestión pública, además de despreciar la experturía existente a lo largo y ancho del país. Esa falta de transparencia y endogamia ha sido especialmente preocupante en un Gobierno en el que participan partidos políticos que han hecho de la transparencia y participación ejes diferenciadores de su gestión política.

Illa se vuelve a Cataluña, al parecer premiado por su partido. Ha sido un buen gestor de los intereses políticos, protegiendo a su presidente, asumiendo las prioridades del área económica del Gobierno y consiguiendo el silencio de importantes ámbitos profesionales. Su caso ilustra a las claras la distancia entre los valores y las prioridades de la clase política y las necesidades ciudadanas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios