Ya estamos en agosto y el tranvía de Granada sigue sin inaugurarse. Es cierto que la movilidad es un sistema complejo donde interactúan muchos factores que implican altos grados de incertidumbre; es decir, siempre habrá un porcentaje de incidencias y de retrasos, y la labor técnica debe minimizarlos. Los Gobiernos del PP trataron de poner trabas a una infraestructura de la Junta de Andalucía, por ejemplo diseñando la LAC y las otras líneas de forma descoordinada con el tranvía y el resto del transporte metropolitano, o evitando que las reformas urbanas y el tráfico se integraran con los tramos de esta nueva infraestructura que ya estaban en ejecución. Todo el mundo recordará aquellas rotondas recién terminadas que eran reformadas de nuevo para que pasara por ellas la línea del tranvía.

En este momento gobierna el mismo partido en las dos instituciones, por lo que el último conflicto en la integración del tranvía con el tráfico rodado se debe en este caso a la falta de previsión, y probablemente también a la falta de conocimientos de quienes nos gobiernan. Han tenido un año para adaptar la circulación, que evidentemente es un factor clave en una ciudad como Granada, donde tenemos muchas menos avenidas que otras ciudades similares pero un caos circulatorio análogo al de metrópolis mucho mayores que la nuestra.

Espero que a nadie se la haya ocurrido la brillante idea de inaugurar el tranvía en septiembre porque así tendrá mayor impacto público. Esta infraestructura tiene que estar funcionando en agosto, el mes con menos tráfico del año, facilitando las etapas iniciales de unas operaciones que no serán fáciles y que llevarán varios meses de ajustes lógicos en los sistemas de alta complejidad.

En el momento de la inauguración será fundamental que se incentive el uso masivo del transporte público y que ningún partido pretenda aprovechar políticamente estos necesarios ajustes tratando de que nuestro tranvía acabe abandonado como el de Jaén.

Para evitar este fracaso, aparte de tener un tranvía puntual y eficiente, hará falta una pizca de paciencia ciudadana y mucho esfuerzo gubernamental, por ejemplo coordinando las líneas de transporte público e incluyendo un bonobús combinado al tiempo que se rediseña el sistema del tráfico privado. También es clave revisar los precios, pues el tranvía de Granada cuesta como el de Madrid cuando el nivel de renta allí es sensiblemente mayor, mientras que el personal del Metropolitano de Granada cobra sueldos tan bajos como para que ya se hayan marchado varios empleados.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios