Quousque tamdem

Luis Chacón

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Inés y 'Los otros'

De quien deberían preocuparse los grandes partidos es de quien alguna vez confió en Ciudadanos

Muchos recordarán a Nicole Kidman paseando por una mansión en penumbra en Los otros -la magnífica película de Alejandro Amenábar- mientras esperaba el regreso de su esposo que combate en el continente. Obsesionada por la enfermedad que sufren sus hijos y que les impide cualquier contacto con la luz solar, la apartada casona de la isla de Jersey sugiere al espectador un ambiente triste, oscuro, opresivo y tétrico que se rompe cuando Grace -la madre- descubre que la presencia fantasmal que siente en la casa no es tal. Quienes realmente están muertos son ella y los suyos.

Pues lo mismo le acaba de ocurrir a doña Inés Arrimadas. Se ha dado cuenta de que preside un osario político. Que Ciudadanos se había suicidado el día en el que el señor Rivera hurtó a España la posibilidad de tener un gobierno moderado de centro-izquierda con 180 diputados, solo lo sabían dos grupos de votantes: los vivos y los muertos. Aquella delirante idea de asaltar el liderazgo del centro-derecha con una formación nacida socialdemócrata, reconvertida en liberal por la gracia de don Albert y abarrotada, como cualquier partido de aluvión, de excargos socialistas primero, populares, después y de todo tipo de formaciones en un plazo récord, resultó un fiasco. A nadie le convence la copia pudiendo tener el original. Más, cuando algunos se fueron huyendo a Ciudadanos con la intención de conservar el escaño que dos días antes ocupaban bajo las siglas del PP. Incluso aunque el original esté hecho jirones, sigue teniendo el valor de lo auténtico.

Será un error mayúsculo para el PP ahora, y también para el PSOE, cuando se dé el caso, admitir sin más entre sus militantes y, mucho peor, otorgar algún cargo, a los líderes de un partido que ha fracasado estrepitosamente derrumbándose como un castillo de naipes. Veremos viajes desde el zapaterismo hasta el Partido Popular sin despeinarse, cambiando tan sólo la ubicación del sillón ocupado. Y no será de recibo. El único lugar al que deberían dirigirse la señora Arrimadas y sus derrotadas huestes es a su casa. Cada uno a la suya. De quien deberían preocuparse los grandes partidos es de quienes que alguna vez confiaron en Ciudadanos y hoy están más que defraudados, hartos y abandonados. Igual que se sintieron cuando dejaron de votar PP o PSOE. Lo contrario sería olvidar al pasaje del Titanic y contratar al capitán con su tripulación para que gobiernen otro transatlántico.

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