Instrucciones para desgobernar una ciudad

Nunca una corporación fue tan incorpórea, nunca Granada ha tenido un vicealcalde para contentar a los descontentos

El trueque era una modalidad de supervivencia en aquellos años de hambre y miseria de la posguerra. Tú me das cinco kilos de harina y yo te doy un pollo, le decía el campesino al harinero. También parecía cosa de otros tiempos el cambio de cromos, en el que los niños nos intercambiábamos aquellas estampas de futbolistas que venía en las carterillas de colorantes. Al estar tan cerca del colorante, los futbolistas tenían la cara amarilla, como si fueran enfermos de hepatitis. El trueque y el cambio de cromos también es una modalidad que utilizan los partidos políticos cuando quieren cambiar, por ejemplo, una alcaldía por otra o una presidencia de la Diputación por otra. La diferencia de los trueques normales con los trueques políticos es que estos últimos casi siempre llevan bronca incluida. En Granada estamos acostumbrados a los trueques con bronca. En las primeras elecciones democráticas, en 1979, ganó UCD y el alcalde iba a ser José Sánchez Faba. Pero el pacto de izquierdas entre PSOE, PSA y PCE permitió que la alcaldía fuera para el PSOE. No fue para el PSA, que sacó los mismos concejales que el PSOE, porque hubo un pacto a nivel de partido para intercambiar la alcaldía de Granada por la de Sevilla. Ahora está pasando algo parecido, aunque esta vez ha sido un pacto de derechas firmado en Madrid el que le ha quitado la alcaldía al PSOE. El elegido tras ese pacto tan falto de transparencia y hecho a espaldas de toda una ciudad, ha sido Luis Salvador, el representante de Ciudadanos. Pero es que a día de hoy, la cosa está tan enrevesada que los granadinos aún no saben quiénes lo van a gobernar. Todavía no hay junta de gobierno local. Sebastián Pérez se reafirma en que pactó con Salvador dos años de alcalde cada uno y éste último dice que no existe tal pacto. Mal empezamos si uno de los dos miente. Nunca una corporación fue tan incorpórea, nunca un pacto ha escondido tantas cosas, nunca Granada ha tenido un vicealcalde para contentar a los descontentos. Todo un interesado mercadeo en el que la perjudicada es Granada. Los habitantes de esta ciudad ya llevamos varios días con la cara roja, no por el aumento de las temperaturas, sino por la vergüenza que estamos pasado. Si hubiera que escribir unas instrucciones para desgobernar una ciudad, Granada sería el ejemplo a copiar. Cada día entiendo más a los que pasan de votar en unas elecciones.

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