Ignacio del Valle

Invierno en San Fermín

Habrá que medir las palabras con la inminente legislación de la memoria de la ETA democrática

Este verano se habla de invierno. Viene otra ola de calor. Calor de cigarras. Hay una fórmula para estimar el sofoco ambiente según la frecuencia del canto de las cigarras. Para buscar grillos estamos, además sus chirridos se confunden con los de la radial, martillazos y excavadoras que también sudan grasa bajo el sol. Con el movidón eléctrico estamos aliquindoi sumando cuantos lereles al día cuesta tener encendido el aire acondicionado o su primo pobre el ventilador que da más vueltas que el tambor de la lavadora. A lo mejor es el momento de huir del campamento. De jornadas de supervivencia como preparacionistas, agenciarse un horno solar y aprender todas esas técnicas de supervivientes televiseros de vivac y navaja multiusos. O refrescarse viendo esas películas de paisajes nevados y esquiadores, pero tanto plumas y jersey de lana, unido a las recurrentes escenas de recalentones de amor frente a la chimenea anulan el efecto frío. Y así nos vemos paranoiando con el precio futuro de la calefacción, la factura del gas y el tique de la gasofa que está caviar. En la Europa 2030 de los ODS se aceptan por válidas la energía atómica y el gas natural como enchufes verdes de compañía. Como somos más europeos que nadie acá vamos demoliendo las chimeneas de las centrales térmicas de carbón, mineral del que tenemos reservas en España para contaminar durante más de 150 años. Estamos cegados como los pozos de hulla. Mientras, los vecinos franceses se pasan la ecología por su parisino arco del triunfo y los alemanes por el forro de la puerta de Brandemburgo. Acuden a la quema de carbón que tanto contamina. Economía obliga. En la Cenacheriland de los inviernos cálidos no tenemos esas preocupaciones Filomenas. Solo nos desvelan las trombas tormentosas que desertifican el suelo recalificable. En las inundaciones lo primero que escasea es el agua potable, viene a tenor y terror energético climático distópico al uso. Próximo estreno de cine de verano palomitero protagonizado por el monstruo del pantano seco. Será un engendro momificado de los caricaturizados pantanos de Franco y su pertinaz sequía. Tal como va la Ley queda un tris para que empapelen por mencionar según cómo al dictador. Habrá que medir las palabras en las referencias al franquismo con la inminente legislación de la memoria de la ETA democrática. Como en Juego de Tronos se acerca el invierno en San Fermín.

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