Jóvenes y futuro

Es necesario trabajar de forma inteligente en las reformas necesarias para ganar un futuro inmediato mejor

Desde hace ya varios años, coincidiendo con el efecto de la crisis económica generada a partir de 2009, las perspectivas de futuro de los jóvenes comenzaron a ver numerosos nubarrones negros. Por otra parte la pandemia generada por la Covid-19 y sus efectos en la economía, ensombrecen aún más el panorama.

Eso me lleva a afirmar que hace años se ha quebrado una idea bastante generalizada en la segunda mitad del siglo pasado por la que se pensaba (y se comprobaba) que las generaciones futuras vivían mejor y con más bienestar que las generaciones ya más mayores. En cualquier caso, es poco discutible que las expectativas de futuro para los jóvenes están bastante difíciles. Y esto es algo que afecta a la moral de nuestros jóvenes.

La cuestión clave es que resulta imprescindible plantearse con enorme seriedad cómo debe afrontarse el futuro y, para ello, es necesario trabajar ahora de forma inteligente en la definición de las medidas y las reformas necesarias para ganar un futuro inmediato mejor.

Son necesarias políticas basadas en el conocimiento que sean capaces de tener el mejor fundamento tanto en lo que se refiere a nuestras fortalezas como en nuestras debilidades. Harán faltas acciones en el campo educativo para asegurar la mejor capacitación de los profesionales y de las profesiones necesarias. Y ello habrá que hacerlo con la estrecha colaboración del mundo empresarial que conoce las necesidades actuales y puede ayudar a vislumbrar y predecir las necesidades de futuro.

También se hace imprescindible desarrollar y aplicar políticas públicas que ofrezcan el máximo de garantías laborales y el máximo de oportunidades de acceso a vivienda, cultura, ocio, etc, todo ello sobre la base de grandes consensos políticos y sociales en los que sindicatos y empresarios tienen una gran responsabilidad y todo mi apoyo.

Los retos a superar, ligados a las oportunidades y amenazas que ofrece la globalización, la digitalización y los estímulos económicos que aporta la Unión Europea, requieren el uso de nuestra inteligencia colectiva que está tanto en la instituciones, como fuera de ellas. El mejor futuro de los jóvenes es el mejor futuro del conjunto de la sociedad y es por ello que afrontamos lo que creo es la mayor prioridad de todas. Deberíamos ser conscientes de ello.

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