La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

¿Quién será el Juanma de Granada?

El PP parece dormirse en los laureles de la victoria y mientras sigue sin candidato a la Alcaldía, Cuenca asume el modelo de éxito de la moderación

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, entrega un contenedor marrón especial para viviendas a una vecina

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, entrega un contenedor marrón especial para viviendas a una vecina / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

LOS resultados de las elecciones andaluzas del 19 de junio han aportado una enorme certeza, la del próximo Gobierno del PP con mayoría absoluta; y un mar de dudas en el cargado horizonte político que se vislumbra. La idea de que los resultados de unas autonómicas no son extrapolables a las municipales o las generales es el mensaje constante de los partidos que peores resultados obtuvieron en esos comicios, pero todos saben que no es del todo cierto. Las citas electorales marcan tendencias y son la mejor de las encuestas posibles.

Al PSOE y a sus máximos dirigentes se les ha reprochado la falta de autocrítica al no saber ver la esencia de sus errores. En Granada, con un alcalde de la capital y un presidente de la Diputación socialistas, la sensación no es esa. A Paco Cuenca le faltaron horas para comenzar la reconquista de sus barrios, aquellas zonas de la ciudad que han sido siempre el granero de voto de la izquierda y que en las últimas elecciones han dado su apoyo mayoritario al PP. Desde el mismo 20 de junio están el regidor y su equipo recorriendo el Zaidín, la Chana o el Albaicín, y exprimen como toca el viento de cara de la gestión de los fondos europeos que llegan del Gobierno. Es lo mismo de lo que Espadas se quejaba respecto a la Junta de Juanma Moreno. Pero al ciudadano le da igual si el dinero que llega para ampliar la línea de Metro o para arreglar el Merca 80 y las luces de su calle viene de Bruselas, de Madrid, Sevilla o de la Plaza del Carmen. Lo que le interesa es que se gaste bien y pronto.

Al presidente provincial, Pepe Entrena, le ha ocurrido lo mismo. Tras aquella amarga noche del 19 de junio en la que tuvo que dar la cara –ante la ausencia del número uno de la lista de las andaluzas, Noel López– no ha tardado en volver a coger la carretera para presentar iniciativas de las que se deduzca la utilidad de una institución como la que gobierna.

En cambio, quien parece haberse dormido en los laureles de la victoria ahora es el PP, que no se meterá en líos importantes hasta después del verano. Quedan once meses para las próximas elecciones municipales –serán el último domingo de mayo– y este partido aún no tiene ni candidato o candidata a la Alcaldía de la ciudad. Ni siquiera hay un solo nombre cantado. Ya se sabe las designaciones oficiales tardan, pero los partidos dejan que se conozca a sus aspirantes para que puedan calentar el ambiente con tiempo suficiente.

El PP corre el riesgo de sufrir la falta de tiempo que tanto lamentaba Juan Espadas. Este partido tiene el viento a favor del 19-J, pero eso es un crédito que se puede aprovechar o dilapidar. Su éxito dependerá mucho del nombre que aparezca en el cartel y aunque las opciones que se barajan no son las de personas desconocidas, es necesario un tiempo para asentar la idea en el electorado. El proceso puede ser una batalla interna y dolorosa, pero todos son hijos de Dios (parafraseando a Macarena Olona) y nadie sabe sus designios. Aunque más bien son hijos del dios de la política y ahí es Marifrán Carazo la que tiene el hilo directo para decidir. Bajará de la Alhambra o saldrá de La Normal, todo es posible, pero tendrá que hacer frente a varios obstáculos.

Por el lado derecho está la sombra de Vox, un partido que en Granada sigue fuerte y que puede decidir a quién hace alcalde o alcaldesa, como ya hizo en 2019 con Luis Salvador porque el candidato del PP, Sebastián Pérez, no era del gusto de los de Abascal. En privado, hace meses que piensan en un alcaldable del PP que ellos pudieran aceptar. Está por ver si el futuro aspirante popular juega al flirteo con Vox o marca las distancias. Es decir, si sigue el modelo de Ayuso o el de Moreno.

El otro gran reto será el de recortar protagonismo a un alcalde del PSOE que sí ha hecho una lectura sagaz y favorable de los últimos comicios: el multipartidismo se diluye, la gente ahora quiere a un candidato fuerte, pero moderado; y él puede encarnar ese modelo. Paco quiere ser el Juanma de Granada.

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