La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Juanma en el bar

La izquierda de guardia sólo pretende el desgaste del oponente sin más razón que la de ridiculizar un simple gesto

A la izquierda de guardia le ha molestado sobremanera ver al presidente de la Junta de Andalucía desde un bar lanzando sus buenos deseos de año nuevo para Andalucía. Como si los bares fueran el lugar del crimen, la unidad descuartizadora del pueblo humillado por un presidente a su misma altura, aunque con traje y corbata.

El tuiterío militante de herriko taberna, cursi poetas de arte menor y tasca progre, gorrones de vieja estirpe tabernaria y okupas del bareto, de cuyo gusto por el copeteo y sus cogorzas dan cuenta a menudo, ahora les parece vulgar que un ciudadano presidente haya usado el lugar común de un bar para compartir con nosotros una ilusión renovada en su mensaje institucional de fin de año. Y eso que la tapa no era de carne.

Les molesta la profanación de su catedral seglar por antonomasia, por un presidente que no es de izquierdas y que intenta hacer normal que un representante institucional no deje nunca de ser un ciudadano unido a nuestras costumbres más prosaicas.

Eso tan manido de usar los gestos como un instrumento esencial de la comunicación política, tan usado a conveniencia por la izquierda redicha y cursi, pareció disgustarles. Será porque el protagonista no fue Pablo, Yolanda ni Pedro. Que Sánchez vaya de gorra en un Falcon a la boda de un cuñado, al concierto de The Killers en Benicassim o a los mítines del PSOE por toda España, les molesta menos. Incluso les pone ver a una dirigente agnóstica como Yolanda Díaz, visitando con pompa y circunstancia al jefe de la Iglesia Católica, el Papa Francisco. Que Juanma nos hable desde un bar les abochorna más por lo atrevido de su gesto.

Alivian su odio contra el oponente del centro derecha por una mera cuestión sectaria. Supremacismo que llega incluso a sugerir incultura, inmoralidad y vulgaridad entre quienes no seguimos el dictado socialdemócrata del sanchismo, del comunismo rancio pablista o del iñiguísmo más cañí.

Ver al JuanMa presidente en un bar les chafa el plan y desmiente su argumentario. No piensan en la buena intención por añadir a su mensaje un solidario guiño a bares y restaurantes que sufren como pocos las consecuencias de las restricciones por el Covid-19. Sólo pretenden el desgaste del oponente sin más razón que la de ridiculizar un simple gesto, una mera estrategia de comunicación institucional. Les molesta que haya quien juegue con sus mismas cartas porque temen perder la partida por el poder. Demuestran que la intolerancia es su mejor partido.

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