Los datos del Sistema Andaluz de Información en Drogodependencias no mienten. El perfil del nuevo adicto al juego responde al de un joven de 24,7 años que suele gastar una media de 392 euros a la semana en casas de apuestas. Hay preocupación, y mucha, entre asociaciones como Agrajer, la única de la provincia dedicada al tratamiento de la ludopatía. No es para menos. Mientras la precariedad laboral y el desempleo son el pan de cada día de muchas familias, con una incidencia aún mayor en la vida de los jóvenes, la publicidad de este tipo de negocios no sólo ejerce de efecto llamada como panacea, sino que además inunda los bloques publicitarios de las televisiones fundamentalmente durante los partidos de fútbol y otros acontecimientos deportivos. En algunos anuncios el presentador de turno explica los chollos de determinadas operaciones combinadas. Otras veces, es la misma casa de apuestas la que no duda en denominar a sus propias máquinas como "tragaperras", sin ocultar mínimamente el fin de su existencia. No todo vale para ganar dinero. Si no atajamos este problema, veremos las consecuencias muy pronto. No juegan los jóvenes, juegan las casas de apuestas... con ellos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios